¿Escribes al aire? ¿Te diriges a un ente inexistente? Cambia el chip. Dirígete a tu cliente ideal.
Estamos sometidos a mensajes constantes y es necesario llamar la atención y marcar la diferencia. Necesitas que tu cliente se sienta interpelado, que se identifique con el problema que tú resuelves.
¿Quién es mi cliente ideal?
Tu cliente ideal es aquel que tiene un problema que eres capaz de solucionar y que quedará satisfecho con el modo en que sabes resolverlo.
Definir al cliente ideal
Antes de buscar al cliente, mírate a ti. ¿Cómo es tu servicio? ¿Que necesidades cubren tus productos?
Ahora piensa: ¿Quién tiene esos problemas?
Con esas preguntas ya tienes una primera aproximación de quién puede ser tu cliente.
De entre todos ellos, debemos quedarnos solo con aquellos a los que seamos capaces solucionar el problema de forma satisfactoria, tanto para ellos como para nosotros.
Verán que lo que ofreces es para ellos.
Pongamos un ejemplo
Imagina que tienes una tienda de muebles de cocina. Son muebles de calidad media-alta. Tus precios son buenos e incluyes servicio de transporte, pero no de instalación. Tus muebles vienen de fábrica y los vendes tal y como te llegan.
En principio, tus potenciales clientes podrían ser todos aquellos que estén buscando un piso quieran reformar el suyo.
Debemos quedarnos solo con aquellos a los que seamos capaces solucionar el problema de forma satisfactoria.
Se trata de un público muy amplio y dispar. Sin embargo ¿qué pasará con aquellas personas que compren tus muebles y luego no sean capaces de montarlos?
Probablemente se sentirán frustrados y no quedarán contentos. Cuando alguien visite su cocina, seguro que comentarán la mala experiencia y no te recomendarán.
Así pues, es conveniente acotar mejor.
De todos esos potenciales clientes que veíamos más arriba, solo te interesarán los aficionados al bricolaje.
Ellos, además de clientes potenciales, pueden ser tu público objetivo.
Tras comprar tus muebles, disfrutarán montándolos. Posiblemente se hagan fotos durante el proceso y las suban a sus redes sociales. Cuando su cocina esté montada presumirán orgullosos del resultado y atraerán a nuevos clientes.
¿Y ahora qué?
Ya sabes quién es tu cliente ideal. Ahora te toca conocerlo en profundidad. Deberás determinar su edad, si es hombre o mujer, estado civil, ocupación, etc.
Esta información te servirá crear tu boyer persona. Es decir, una persona imaginaria con el perfil de tu cliente ideal.
Ponle nombre, inventa su historia, incluso busca una foto de alguien con ese perfil para ponerle cara.
Es a él a quien te vas a dirigir cada vez que quieras promocionar un producto o servicio.
En resumen
Crea un cliente ideal imaginario para dejar de dirigirte a ese ser etéreo que espera que te compre. De este modo, quienes se encuentren en su situación verán que lo que ofreces es para ellos.
Así lograrás atraer a tu cliente ideal y evitarás perder el tiempo con gente que finalmente no te comprará o, en caso de hacerlo, te generará quebraderos de cabeza y después criticará tu trabajo.