¿Cuánto dura un proyecto? Depende de su envergadura y de los recursos disponibles. Pero conviene reducir la duración de los proyectos mejora su ejecución.
¿Hay tiempos fijos?
Evidentemente, esta pregunta habría que contextualizarda. No es lo mismo el proyecto de construcción de un gran edificio que el cambio de una bañera por ducha.
En cualquiera de los casos anteriores -y los intermedios-, sería necesario conocer los detalles.
Posiblemente sea más fácil fijar un tiempo medio para cambios de bañeras por duchas que para construcción de rascacielos. Simplemente porque intervienen menos factores.
¿Qué ventajas tiene reducir la duración de los proyectos?
Reducir la duración de los proyectos tiene dos grandes ventajas: Mayor concentración y menor coste.
Mayor concentración
Minimizar los proyectos abiertos de manera simultánea ayuda a manejar mentalmente todos los aspectos principales de cada uno de ellos. Ello permite tomar decisiones más acertadas.
Además, se ahorra tiempo en repasar la documentación de los mismos. Por tanto, reducir la duración de los proyectos ayuda a agilizarlos.
Menor coste
El tiempo empleado en recordar por dónde se dejó un proyecto aumenta las horas de dedicación y con ello el coste.
Así pues, si se trabaja de manera rápida, se pierde menos tiempo y se reducen costes.
Cómo reducir la duración en proyectos web
Un proyecto web debe englobarse dentro de un proyecto de marketing más amplio. Pero aquí nos centraremos únicamente en lo que respecta al lanzamiento de la misma.
Proyecto sin optimizar
Generalmente poner en marcha una web es un proceso de varios meses.
Primero se contextualiza la web en el plan de marketing y de definen sus objetivos, contenidos, estructura.
Después se pasa a la fase de diseño, con correcciones y más correcciones. Con sus correspondientes esperas entre empresa y cliente. Reuniones, etc.
Acordado el diseño, viene la fase de programación, que da vida a ese diseño y lo hace manejable.
Ayuda a manejar mentalmente todos los aspectos principales de cada uno de ellos.
Entonces llega la hora de los contenidos, que cuadran mejor o peor en ese diseño.
Toca reformular los títulos para que encajen y cambiar todas esas imágenes que parecían tan buenas, pero ahora no pegan ni con cola. Y ese servicio que tanto interesaba promocionar hace seis meses, cuando comenzó el proyecto ya no tiene interés.
Es necesario encontrar la manera de sustituirlo por el nuevo. Con esfuerzo -y tiempo– se consigue.
¡Por fin! Ya está. La web se lanza y se celebra su publicación.
Pasa el tiempo. El cliente quiere modificar un texto, pero justo ese no está parametrizado. Toca reabrir el proyecto o crear un subproyecto para hacer ese cambio.
Así es el método tradicional de desarrollo web.
Se pierde tiempo repasando la documentación.
Un proyecto estructurado así es largo y costoso. El resultado, muchas veces, peor del deseado.
Proyecto optimizado
Por ello es importante reducir la duración del mismo.
Sin embargo, mediante la parametrización de diseños y estructuras pueden concentrarse varios de esos pasos.
Es posible realizar un diseño que añada, al mismo tiempo la programación. Además, si todo está correctamente empaquetado, en caso de necesitar pequeños cambios posteriores, pueden realizarse dentro del mismo proyecto.
Como ejemplo de ello encontramos Web Express. Un servicio de J&L con el que los proyectos están listos en tres días. Consecuentemente su coste disminuye.
Conclusión
Un proyecto largo no es sinónimo de un buen proyecto. De hecho, puede ser todo lo contrario.
Por tanto, excepto en situaciones muy concretas, interesa recurrir a sistemas optimizados.
