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Planificar una web: El contenido

En Marketing se dice con frecuencia «el contenido es el rey.» Aunque esta afirmación tiene algunos detractores que sostienen argumentos sólidos en su contra, la daremos por válida.

Planificar una web: El contenido

El contenido es el que nos va a ayudar a dar a conocer nuestro producto o servicio. Lo hará de dos maneras:

  1. Atrayendo a potenciales clientes.
  2. Mostrando las ventajas que ofrecemos.

Atraer clientes

Aunque esta debería ser una consecuencia natural de hacer las cosas bien, siento decirte que va primero: Debes crear contenido que atraiga clientes. Es decir, que te ayude a aparecer en las primeras posiciones de los buscadores en las páginas de los resultados de búsquedas relacionadas con tu negocio.

Mostrar las ventajas

Una vez atraído un potencial cliente, tienes la oportunidad de mostrarle en qué eres mejor. Debes hacerle ver que ha llegado el momento de dejar de buscar y decidirle a comprar o contratar aquello que desea. En tu negocio, claro.

Planificar una web: El contenido

¿Cómo lo hago?

Aunque no existen fórmulas cerradas que funcionen en todos los casos, es bueno seguir un método. Te proponemos el siguiente:

Para un momento. Toma papel y pluma y ponte a escribir. Trata de responder las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es mi objetivo? ¿Qué pretendo con mi página web?
  • ¿Cómo lo voy a comunicar?
  • ¿Cuál es la estructura más adecuada?

¿Cuál es mi objetivo?

El objetivo es una idea sencilla. Generalmente será «vender». Se puede concretar un poco más: «vender mi nueva gama de productos» o «lograr nuevos clientes en el servicio A».

Otras veces, el objetivo será más genérico: «Que visiten mi tienda física». O más aún: «Dar a conocer la posibilidad de…».

Cuanto más concreto sea un objetivo, más fácil será valorar en qué grado se ha logrado. Pero lo principal es que se ajuste a las necesidades del negocio en el momento actual.

¿Cómo lo voy a comunicar?

Vale, ya sabes lo que quieres conseguir. Ahora tienes que decidir cómo contarlo. Ello implica desarrollar esas ideas y otras que dependan de ellas.

Es importante separar el grano de la paja y realizar unos esquemas sencillos. En ellos puedes ir haciendo ramas: En una agrupas las ventajas; en otra los peligros de no recurrir a tus servicios; por otro lado información complementaria (pero importante).

¿Cuál es la estructura más adecuada?

Sobre el esquema anterior debes decidir cuál es la información esencial. Por ejemplo, tus tres servicios/productos más importantes y las cuatro ventajas que te diferencian. Ello deberá ir en un lugar preferente de portada.

Seguidamente has de determinar qué información es la primera que debes desarrollar para tus potenciales clientes. La que va a interesar a todos -o casi todos-. Aquella que puede inclinar a decantarse por tu negocio. Generalmente estará relacionado con los puntos anteriores. Dicho contenido se incluirá en páginas.

Por último, te habrán quedado un montón de cosas que, aunque son importantes, tal vez no lo sean para todos los clientes o complementen lo anterior. Para ese tipo de información, el mejor espacio es un blog. Así podrás dosificar esa información de manera que no eclipse al resto y -al mismo tiempo- te ayude a dar vida a tu web.

El blog ayuda a demostrar que sigues al pie del cañon. Lo van a valorar lo potenciales clientes y también los buscadores.

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