Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)
Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.
Siempre imaginé la felicidad ligada al
poder y a la comodidad.
Siempre imaginé la felicidad ligada a
mis sueños cumplidos.
No sabía que la felicidad era así.
Miembro de un pueblo, tengo familia,
Ciudadano del cielo y de estirpe
elegida,
De nación, piedra de iglesia, que
habita en Jerusalem.
Oveja del divino redil a quien el
pastor señala y susurra:
¡Estos son mi madre y mis
hermanos, soy de tu familia,
qué bonita es, tu Iglesia!
Mmmmmmm
Siempre imaginé la felicidad ligada al
poder y a la comodidad.
Siempre imaginé la felicidad ligada a
mis sueños cumplidos.
No sabía que la felicidad está aquí:
Aquí y no allí, ahora y no mañana,
En lo que hago y no en lo que queda
por hacer,
Dentro de mí, en saber que me amas
En serte fiel y no entender o poseer.
Allí la noche es clara como el día
lugar en desde el que miras y me
susurras:
¡Cuánto te he esperado!
¡Soy de tu familia!
¡Qué bonita es tu Iglesia!
Riéndome de mi autosuficiencia,
contigo pan blanco que me susurras:
¡Sed uno, como el Padre y yo!
¡Porque soy de tu familia!
¡Qué bonita es…!
¡Estos son mi Madre y mis
hermanos!
¡Soy de tu familia!
¡Qué bonita es tu Iglesia!
Del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):
En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera». Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”. Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».
Me esperas
Puedo ver cómo me miras.
Puedo ver cómo vigilas.
Cómo estás ahí a cada paso.
A veces, en lo escondido.
Otras, directamente cruzándote en mi camino.
Pero no dejas de mirarme,
No dejas de esperarme.
Y me ves caer.
Y Tú caes conmigo.
Y así me levantas, desde el suelo.
Ves que me tuerzo,
Ves que doy mil vueltas.
Y Tú sonríes,
Sonríes y me esperas.
Y cuando paro, entras.
Cuando te miro, abrazas.
Poco a poco.
Día a día.
Sabiendo que que soy la primera que se olvida de ti,
Sabiendo que siempre me es más fácil mirar hacia otro lado.
Sabiendo que mi corazón no siempre busca tu corazón,
Y que se pierde y se aleja de ti entre tanto ruido.
Sabiendo todo esto,
Conociendo mi debilidad,
Conociendo mis fallos, mis caídas, mis vueltas sin sentido,
Tú sigues ahí.
Y aunque no diera fruto en tres años como la higuera,
O en diez, o en veinte,
Tú seguirás ahí.
Buscando la manera de acercarte.
Colándote poco a poco en mi corazón.
Y volviendo a darme las oportunidades que hagan falta para que vuelva mi mirada hacia ti.
Jesús, quiero escucharte.
Quiero volver a ti.
Convertirme a ti.
Estos días me lo pides desde el silencio.
Enséñame a oírte.
Enséñame a crecer.
Y espérame, para poder dar fruto contigo.
Arde, con fuerza en este frío,
con todo el alma en vilo
buscando una razón.
Tiemblan, los Muros de esta celda,
que no pueden ni intentan
Contener su corazón.
Brazos, cerrándose en abrazos,
de un padre que dio tanto
de un hijo que murió.
Lloran, reyes y tronos lloran,
ante un hombre en la sombra,
rezándole a sus Dios.
La mira, y al verla el mundo gira.
Y en un solo segundo,
al cielo estremeció.
Besa, donde ella pisa él besa.
Secándose las lágrimas
al pedirle perdón.
Alza, un paso al firme al alba.
Ejércitos se apartan
ante su convicción.
Siente, el peso que le viene.
Pero nada detiene
su sencilla decisión.
Duerme, tranquilo el niño duerme
sufre porque no puede
darle algo mejor.
Calla, y en el silencio grita.
Se le traspasa el alma.
Sufre su condición.
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero duerme en brazos a su Dios.
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero mira a los ojos a Dios.
Sonríe, tranquilo al fin sonríe.
Y en un último aliento
hizo llorar a Dios.
(CHICOS)
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero duerme en brazos a su Dios.
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero mira a los ojos a Dios.
Por tu Iglesia, que te espera a oscuras,
por tu pueblo que te reza aguardando
la aurora.
Te rogamos, te rogamos.
Por las naciones paganas,
que tienen sed de ti sin saberlo.
Ten piedad, ten piedad.
Por los pueblos oprimidos por el
totalitarismo
y la opresión de la mentira.
Por aquellos perseguidos por tu
nombre, que se ocultan para orar
y aquellos extraídos de su hogar.
Por sus perseguidores,
cegados por el odio,
“Perdónales, Padre,
no saben lo que hacen.”
Por los que no nos aman,
por los que no sabemos amar.
Por los que sufren y agonizan
y hoy duermen en el hospital.
Por los que es su última noche
y cuyos ojos no verán el nuevo día.
Ten piedad, ten piedad.
Por todos los que sufren la tentación
del suicidio,
por los dispuestos a dejar ganar al
mal.
Por aquellos cuyas noches son
interminables,
y a los que la angustia
les ha quitado la paz.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.
Por aquellos que trabajan en la
prostitución
y se ven obligados a vender su amor.
Por los que caen en la trampa
del vicio y las drogas.
Por los que hoy duermen en prisión,
por los que hoy esperan su ejecución,
por aquellos a los que torturan,
Por criminales, por los ladrones,
por los que erran en soledad,
por los que sufren
la indiferencia de los demás.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Por la ciudad,
por todos sus habitantes,
que en sus sueños solo existas Tú.
Por nuestros difuntos que aún no han
visto tu Rostro,
por los alejados entre la multitud.
Por los niños que descansan en el
seno de su madre,
por las mujeres que van a dar a luz.
Para que reine tu paz en cada hogar,
por los que quieren
saciar tu sed de amar.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.
Ten piedad (x10)
Ten piedad, Señor, ten piedad.
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.