VIAJEROS EN LA NOCHE

🗓 31 de enero de 2024


Ven espíritu ven

Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)

Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.


Sencillamente

Creo, sencillamente
quiero disfrutar de
la serenidad del creer.
Desligar el creer del sentir,
creo, mi Dios, ¡y basta!

Te creo en tus Misterios
sin entenderlos
te creo en mí y en el Pan Blanco,
en el prójimo y en la Creación,
sin verte en ningún lado.

Creo, Señor, sencillamente
Porque creer es confiar
¡Cómo me gusta creerte
sintiendo dudas,
sintiendo dudas,
sintiendo dudas!

Digo que eres Amor
escucho que soy tu amado
no siento y qué más da,
¡te quiero y eso basta!

Amo, Señor, sencillamente
porque amar es entregarse
¡Cómo me gusta amarte
estando frío,
estando frío,
estando frío!

Espero en tu Palabra,
vivo en tu Promesa,
¡gozo en Ti lo que aún me falta!

Espero, Señor, sencillamente
porque esperar es descansar
¡Cómo me gusta esperarte
sintiendo miedo,
sintiendo miedo,
sintiendo miedo!

Creo, amo, espero
cómo me gusta seguirte
sintiendo dudas
estando frío
sintiendo miedo
cómo me gusta
cómo me gusta

¡Creerte, amarte y esperarte!
Sigo sencillamente.


Evangelio

Mc 1, 21b-28.

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús lo increpó: «¡Cállate y sal de él!». El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen». Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Voz en Off

Maestro.
Pocas veces te llamo así,
Y si lo hago, no lo digo a conciencia.
Maestro.
Tú eres mi Maestro.

Has venido a enseñarme, Jesús.
Entras en la sinagoga.
Porque Tú quieres.
Y aquí estás,
Delante de todos.
Vienes a hablarnos a todos.
Pero me miras a mí.

Tienes un mensaje para mí.
Hablas directamente a mi corazón,
Y yo, que puede que esté un poco distraído,
A lo mejor no me entero.
Y si me entero, no te entiendo.

¿Qué quieres enseñarme?
¿Qué vas a contarme?
¿Qué tienes que ver conmigo…?
Si yo ya sé de qué va esto, ¿no?

Vengo aquí una semana más.
Después de un día más de clase.
Después de un proyecto más.
Después de una tarde más haciendo… lo de siempre.

Y aquí contigo, otra vez lo de siempre, ¿no?
Me pongo de rodillas.
Cantamos.
Silencio.
Cantamos otra vez.
Leen.
Escucho.

Escucho… ¿lo de siempre?
No, no es lo de siempre!
Te estoy escuchando a ti!
Tú mismo, en persona, estás aquí.
El hijo de Dios se ha hecho hombre y viene a mí.
La Palabra se ha hecho carne y se acerca a mí.
La Vida se ha hecho presente y me habla a mí.

Entras en la sinagoga y tu mirada me asombra:
En ella aparece el deseo más profundo de tu corazón: yo mismo.

Solo estás pensando en darte a mí.
Solo estás deseando liberarme a mí.
Sanarme, abrazarme, cuidarme.
Entras, me miras y me enseñas.

Y qué me enseñas?
Sencillamente, que estás aquí.


Pasión de Dios

Porque tengo miedo de mi mismo,
Porque no disfruto hoy de cada minuto,
Porque quería ser de un modo distinto,
Porque vivo siempre lo que haré.
Tanta cosa para motivarme,
Basta ya de maltratarme.
Dime Padre porque no me quiero,
Solo tu aprecio mata mi desprecio.

Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.

Me dicen que huya de mi debilidad
Tú me dices que permanezca en ella
Me valoran por éxitos y perfección,
Tú disfrutas conmigo tal y como soy.
Débil, enfermo y en pecado,
Impuro, impotente y quebradizo.
Solo así descubro cómo me amas,
Solo así descubro cómo me quieres.

Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que te recreas en mi belleza,
Que soy la niña de tus ojos,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Eres mi Padre, y ¡enloqueces!
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.


Con la furia del mar, y la solidez de la roca
Con el ímpetu de la tormenta,
la fuerza del vendaval
Con esa misma contundencia
tú me dices:
Tú eres mío, tú eres mío

Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que te recreas en mi belleza,
Que soy la niña de tus ojos,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Eres mi Padre, y ¡enloqueces!
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.


Me sobrepasa

Tú me sondeas y me conoce s, cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,

Todas mis sendas te son familiares, conoces mis palabras.
Me estrechas, me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa.


¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Allí estás tú, allí te encuentro.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
Alli me alcanzará tu mano izquierda,
O tu derecha me agarrará.

Más si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí»
La noche es clara como el dia.
La tiniebla no es oscura para ti

Tu has creado mis entrañas,
en el seno materno me tejiste.
Te doy gracias.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Allí estás tú, allí te encuentro.


Madre de Hakuna

Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.

Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.