Te saludo, María

🗓 6 de mayo de 2024


Ven espíritu ven

Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)

Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.


Madre (Estación XIII)

Madre, ¿qué vale todo el universo y el
poder
frente a una sola llaga de tu Hijo?
Madre, ¿qué ven tus ojos cuando
lloras junto a Él,
cuando le besas todas las heridas?
Madre, quiero ver lo que tú ves.


Madre, ¿a dónde fueron las palabras
que escuché?,
¿a dónde fue el calor de sus latidos?
Madre, ¿a dónde fue tu Amado?, yo lo
buscaré,
y lo pondré al abrigo de tus brazos,
Madre, donde Dios quiso nacer.


Mécele en tus brazos esta noche
como ayer,
bajo el frío y el misterio de Belén.
Sólo con su sangre volveremos a
nacer,
con la sangre de Jesús de Nazaret.


Madre, yo bajaré temblando a Cristo
de la Cruz,
Lo cubriremos juntos de caricias.
Madre, me asomaré al costado abierto
de su amor,
y miraré los cielos nuevos

donde adoran a tu Hijo vencedor.


No hay dolor tan grande
comparable a tu dolor,
no hay más vida que la muerte por
amor.
Cuando todos huyan, cuando
pierdan la razón,
velaré contigo el Rostro de mi Dios.


Madre, átame fuerte con tus brazos a
la Cruz.
No quiero más tesoro que sus clavos.
Madre, quiero mirarte cuando no
encuentre la luz,
y recorrer contigo cada paso,
Madre, del camino de la Cruz.


Guárdame en tus brazos esta noche
junto a Él,
venceremos a la muerte con la fe.
Calmaremos juntos el deseo que
escuché
de sus labios que aún repiten
“Tengo sed”,
de sus labios que aún me dicen
“Tengo sed”.


Un Dios débil

Esto sí que lo entiendo, y como
me gusta
Ver un Dios débil, niño desnudo
en tus brazos
Y rehén aplastado por la cruz y
en agonía
Pero siempre necesitado de ti
María.

Cómo cambia el espíritu de un
niño una noche de miedo cuando se
arropa
Bajo las sábanas, de su madre.
Estás ahí, te necesito
No te vayas, no te vayas

Tu calor tacto vista, tu cercanía
No cambia nada y lo cambias
todo (X2)
Lo cambias todo

Esto sí que lo entiendo, y como me
gusta
Ver un Dios débil, naturalmente débil
Un Dios necesitado de compañía
De una madre, de mirada y cercanía

Como cambia el dolor del enfermo
cuando entrelaza sus dedos
Con los de otra mano conocida
Estás ahí, te necesito
No te vayas, no te vayas

Tu calor tacto vista, tu cercanía
No cambia nada y lo cambias todo
(X2)
Lo cambias todo


En un momento difícil, todos
piden llaman gritan
Queremos recibir tu consuelo
Sabernos acompañados por una
madre inseparable
Ojala tus hijos te sientan a su lado

Tu calor tacto vista, tu cercanía
No cambia nada y lo cambias todo
(X2)
Lo cambias todo (X4)


Evangelio

Del santo Evangelio según S. Juan (Jn 15, 9-17):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena.

Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros''.



Pluma de escribano

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la
justicia, tu diestra te enseñe a realizar
proezas.
Tus flechas son agudas,
los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios,
permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la
impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus
vestidos,
desde los palacios de marfiles
te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen,
salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey,
con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

A cambio de tus padres,
tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por
toda la tierra.


Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.


Bendito

Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante

Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!

Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!


Madre de Hakuna

Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.

Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.