En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?»
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
Pilato le dijo:
«Conque, ¿tú eres rey?»
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
Jn 18,33b-37
Recuerdas esos días, pensé que me sobrabas
y fue como tirar las armas en plena batalla,
taparse los ojos del alma, perderse lo
más grande, no ver nada.
Siempre que pensaba que andaba sin
compañía, tus huellas se grababan
justo detrás de las
mías, mientras bajito decías...:
Me he dejado la piel por ti porque
te quiero más que a mi vida entera,
y... lo volvería a hacer.
Todo lo que pueda pesar, dámelo a
mí, que yo lo llevo por ti.
Hace ya algún tiempo que te quiero
pedir, ¿me prestas tu mirada,
Ver a través de ti,
me dejas descubrir,
toda la belleza de vivir?
Eres el fuerte caudal, la roca que
aguanta, la fuerza del maaar,
cimiento de mi corazón
que no se puede quebrar,
que no se va a derrumbar.
Me he dejado la piel por ti porque
te quiero más que a mi vida entera,
y... lo volvería a hacer.
Todo lo que te haga llorar,
damelo a mí.
Me he dejado la piel por ti porque
te quiero más que a mi vida entera
y... lo volvería a hacer.
Todo lo que pueda pesar, dámelo a
mí, que yo lo llevo por ti,
que yo me muero por ti...
¡Pero qué hace ahí tirado, dejando
que le aten un madero a las espaldas!
Si es Dios...
¿Qué hace ahí? ¿Por qué está ahí?
Él quiso morir atado a nuestro peso
en sus espaldas. Y Tú te ataste a mí,
te ataste a mí.
Hoy quiero decirte, Señor,
que te doy las gracias,
que recuerdo mi peso en tus hombros,
pues lo único que te ata al leño es tu amor.
No puedes dejar de atarte, ni de
tomarte tan en serio mi pecado:
¡sólo quieres verme liberada!
No es un “amor de quita y pon”;
me quieres como un ciego apasionado.
Señor, contágiame de tu pasión.
Hoy quiero decirte, Señor,
que te doy las gracias,
que recuerdo mi peso en tus hombros,
pues lo único que te ata al leño es tu amor.
Unos tontos te atamos a un madero,
otros ignorándote.
Arrastrados por el placer,
por la muerte nos dejamos vencer.
¡Y tan fuerte es tu amor,
que no te puedes desatar!
¡Y aun conociéndome,
no me puedes dejar de amar!
Hoy quiero decirte, Señor,
que te doy las gracias,
que recuerdo mi peso en tus hombros,
pues lo único que tengo es tu amor.
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.