MARÍA SE LEVANTÓ Y PARTIÓ SIN DEMORA

🗓 2 de diciembre de 2022


Ven espíritu ven

Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)

Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.


Qué bien se está cuando se está bien

Que bien se está cuando se está bien,
Tú me lo has enseñado,
Y tengo prisa en amarte.
Que bien se está contigo. (X2)

Amando, adorándote Señor,
riendo, sirviendo con amor,
Consolado en mi interior.

Arrodillado ante ti,
ante el hermano,
ante Cristo disfrazado el que sufre en soledad.

Arrodillado ante los pobres de las
Calcutas de mi ciudad,
Ante los pobres que visten a la moda,
Pobres de falsedad.
Arrodillado ante universitarios,
sedientos de amor.

Que bien se está cuando se está bien,
Tú me lo has enseñado,
Y tengo prisa en amarte.
Que bien se está contigo.

Quiero que me gustes más, Señor, Que me atraigas Tú,
Que me seduzcas,
Que me enamores Tú.

Que resultes irresistible,
Que seas mi único tesoro,
Tú, El más bello de los hombres.

Arrodillado ante los pobres de las Calcutas de mi ciudad,
Ante los pobres que visten a la moda, Pobres de falsedad.
Arrodillados antes universitarios, sedientos de amor.

Que bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado, Señor
y tengo prisa en amarte
Que bien se está contigo.

No olvidare tus cinco palabras,
“a mí me lo hicisteis”.
Gracias porque puedo confiar
en Ti, Señor,
Mi Dios.

Que bien se está cuando se está bien
Tú me lo has enseñado,
y tengo prisa en amarte.
Que bien se está contigo (x2)


Evangelio

Mt 9, 27-31
Cuando Jesús salía de la casa del jefe de los judíos, dos ciegos lo seguían gritando: - «Ten compasión de nosotros, hijo de David.» Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: - «¿Creéis que puedo hacerlo?» Contestaron: - «Sí, Señor.» Entonces les tocó los ojos, diciendo: - «Que os suceda conforme a vuestra fe.» Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: - «¡Cuidado con que lo sepa alguien!» Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

No te esperaba así

No te esperaba así. No sé si te esperaba de alguna manera. Bueno, sí lo sé. Te esperaba con fuerza, contundente, determinado, radical. Te imaginaba poderoso. Y no digo que no seas todas estas cosas. Ya no lo sé. Lo que sí que sé es que no eras como me esperaba. Tu fuerza está en otro lado, no sabría explicarlo. Juegas en otra categoría. Es como si yo pretendiera que entraras en mi dinámica y Tú, conociendo mis movimientos, estuvieras por encima de ellos. No sé, Jesús, tus tiempos, tus respuestas, tu manera de escuchar, tus órdenes, tus preguntas… No son las propias de los hombres, no son las esperadas.

Melton y yo somos amigos desde hace tiempo. Y no paramos de oír de ti. Los dos coincidimos en ir a verte. Bueno, a oírte. Y resulta que fuiste Tú quien viniste a nuestra comarca. Pero, a pesar de que la iniciativa de que nos encontremos fuera tuya, no fue fácil seguirte. Sobre todo teniendo en cuenta el ritmo al que saliste de la casa del jefe de los judíos.

“¿Ha salido ya?” Me preguntó Melton. Le dije que sí, porque escuchaba el bullicio de la multitud siguiéndote, y ambos empezamos a gritar, casi al unísono: “Ten compasión de nosotros, hijo de David” , mientras te seguíamos. Nos tropezamos varias veces por el camino, y nos llevamos más de un empujón.
“Melton, ¿sigues ahí?” Dije en mitad de la carrera.
“¡Hijo de David, ten piedad de nosotros!” Sí, ahí seguía.
Yo estaba seguro de que nos estabas escuchando. No entendía por qué no te parabas, ni contestabas.
De pronto, el ruido de las pisadas se detuvo. Al parecer, estabas a punto de entrar en otra casa. Ambos avanzamos sin saber muy bien cuándo parar, hasta que dejamos de chocarnos con gente.
"¿Está delante de nosotros?” Pregunté a Melton susurrando.
"Creo que sí” me contestó.

“¿Creéis que puedo hacerlo?” Tu voz sonó con fuerza. Eras Tú, no había duda.
"Sí, claro que sí, sí, Señor” dijimos los dos entrecortándonos.

Después hubo un silencio. Yo ya sonreía. Pusiste tu mano izquierda sobre mis ojos, mientras levantabas la voz, con más fuerza que antes.
"Que suceda según vuestra fe”
Mis ojos se abrieron al momento y te vi. No, no eras como me imaginaba. Eras… Diferente.

No tuve que girarme para saber que Melton estaba a mi lado, sin poder parar de mirarte.

Ninguno te habíamos pedido que nos curaras la vista, pero nos habías dado más de lo que podíamos soñar. Nos habías mostrado tu rostro.


Noche

Por tu Iglesia, que te espera a oscuras,
por tu pueblo que te reza aguardando
la aurora.
Te rogamos, te rogamos.
Por las naciones paganas,
que tienen sed de ti sin saberlo.
Ten piedad, ten piedad.

Por los pueblos oprimidos por el
totalitarismo
y la opresión de la mentira.
Por aquellos perseguidos por tu
nombre, que se ocultan para orar
y aquellos extraídos de su hogar.
Por sus perseguidores,
cegados por el odio,
“Perdónales, Padre,
no saben lo que hacen.”

Por los que no nos aman,
por los que no sabemos amar.
Por los que sufren y agonizan
y hoy duermen en el hospital.
Por los que es su última noche
y cuyos ojos no verán el nuevo día.
Ten piedad, ten piedad.

Por todos los que sufren la tentación
del suicidio,
por los dispuestos a dejar ganar al
mal.
Por aquellos cuyas noches son
interminables,
y a los que la angustia
les ha quitado la paz.

Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.


Por aquellos que trabajan en la
prostitución
y se ven obligados a vender su amor.
Por los que caen en la trampa
del vicio y las drogas.
Por los que hoy duermen en prisión,
por los que hoy esperan su ejecución,
por aquellos a los que torturan,
Por criminales, por los ladrones,
por los que erran en soledad,
por los que sufren
la indiferencia de los demás.

Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.

Por la ciudad,
por todos sus habitantes,
que en sus sueños solo existas Tú.
Por nuestros difuntos que aún no han
visto tu Rostro,
por los alejados entre la multitud.
Por los niños que descansan en el
seno de su madre,
por las mujeres que van a dar a luz.
Para que reine tu paz en cada hogar,
por los que quieren
saciar tu sed de amar.

Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.


Ten piedad (x10)
Ten piedad, Señor, ten piedad.



Sencillamente

Creo, sencillamente
quiero disfrutar de
la serenidad del creer.
Desligar el creer del sentir,
creo, mi Dios, ¡y basta!

Te creo en tus Misterios
sin entenderlos
te creo en mí y en el Pan Blanco,
en el prójimo y en la Creación,
sin verte en ningún lado.

Creo, Señor, sencillamente
Porque creer es confiar
¡Cómo me gusta creerte
sintiendo dudas,
sintiendo dudas,
sintiendo dudas!

Digo que eres Amor
escucho que soy tu amado
no siento y qué más da,
¡te quiero y eso basta!

Amo, Señor, sencillamente
porque amar es entregarse
¡Cómo me gusta amarte
estando frío,
estando frío,
estando frío!

Espero en tu Palabra,
vivo en tu Promesa,
¡gozo en Ti lo que aún me falta!

Espero, Señor, sencillamente
porque esperar es descansar
¡Cómo me gusta esperarte
sintiendo miedo,
sintiendo miedo,
sintiendo miedo!

Creo, amo, espero
cómo me gusta seguirte
sintiendo dudas
estando frío
sintiendo miedo
cómo me gusta
cómo me gusta

¡Creerte, amarte y esperarte!
Sigo sencillamente.


Madre de Hakuna

Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.

Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.