Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)
Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.
Mirándote con Cristo me recreo,
tu espíritu de reina te embellece.
No conoces ni sombra de la muerte,
solo sabes decir “Sí”.
Ofreces tu carne al Padre y a tus hijos.
Femenina, me proteges.
Sólo te importa ofrecer un corazón
donde reclinar la cabeza:
¡de ti no puedo prescindir!
¡de ti no quiero prescindir!
Bendita entre todas las mujeres,
tú que ignoras tu belleza,
nada tuyo en ti ocupa lugar,
en ti quepo todo entero.
Contigo me siento único y tranquilo.
Tu mirada me comprende.
Tan solo yo quiero tener un corazón
donde reclinar la cabeza:
¡de ti no puedo prescindir!
¡de ti no quiero prescindir!
Ni el mismo Dios pudo prescindir de
Ti
¡de ti no quiso prescindir!
¡de ti no pudo prescindir!
Quiero poder cerrarte en un
paréntesis de brazos,
entrelazando los míos con los tuyos
Quiero crear contigo un círculo sin
afueras
incluir en el movimiento al mundo
entero
Y prestarte mi cuerpo para ese abrazo
eterno
Invítame a entrar en ese abrazo y
aprendiz en esta escuela
Dejando la indiferencia viviré de
rodillas y abrazado
Dejando las diferencias viviré de
rodillas y abrazando
Quiero apretarte en el vientre de tu
madre aún no nacido,
siendo hombre ensangrentado y
crucificado
Quiero abrazarte en la blanca Hostia y
en la vida que me has dado
En el sufriente y en quien tengo al
lado.
Siendo siempre Tú, prójimo y
necesitado.
Invítame a entrar en ese abrazo y
aprendiz en esta escuela
Dejando la indiferencia viviré de
rodillas y abrazado
Dejando las diferencias viviré de
rodillas y abrazando
Dejando la indiferencia viviré de
rodillas y abrazado
Dejando las diferencias viviré de
rodillas y abrazando
Del santo evangelio según S. Lucas (3, 1-6):
En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
los valles serán rellenados,
los montes y colinas serán rebajados;
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».
Una voz grita en el desierto:
"Preparad el camino al Señor".
Otro adviento más escuchando estas palabras. Ya ni me impactan. Casi me son indiferentes.
"Vive la espera" "prepara el corazón, que viene Jesús"
Desde luego, es bonito recordar que Jesús vino hace 2000 años, que Dios se hizo niño, y nació en un pesebre.
Y fue en torno al año decimoquinto, con Tiberio de emperador. Suena a que fue hace mucho, mucho tiempo.
¡Qué suerte tuvieron los pastores que pudieron adorarle! ¡Qué suerte los discípulos que le conocieron! ¡Qué suerte su primo Juan que podía jugar con él!
Intento hacerme a la idea. Quiero celebrar la Navidad con sentido, claro que sí. Pero yo… ¿qué voy a preparar?
Paro. Vuelvo a leer la Palabra. Tu Palabra. ¿Qué quieres decir?
«Preparad el camino del Señor…
los valles serán rellenados….
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios».
Un momento.
¿Cómo que recordar?
¿Cómo que "vivir bien la navidad"?
¿Cómo que "celebrar con sentido"?
¿Cómo que el año decimoquinto de tiberio?
¿Cómo que los pastores pudieron adorarte?
Una voz grita en el desierto. Hoy.
Hoy me gritas.
No en el desierto de Judea, en mi desierto. En el desierto de mi corazón.
Desierto, porque no estás. Desierto, porque vivo esperando a que pase algo. Desierto porque todo no escucho nada, porque no dejo entrar a nadie. Desierto sin luz.
Desierto hoy, aquí.
Un grito que dice que vienes. No viniste, no vendrás. Vienes. Cada día. Te encarnas cada día de mi vida, de la historia.
Levanto la cabeza…
Te tengo delante ahora mismo.
Con la misma verdad con la que naciste en Belén, siendo un niño en brazos de tu madre. Con la misma desnudez, el mismo deseo de ser amado. La misma fragilidad, la misma pequeñez. O más, si cabe!
Exactamente el mismo Rey al que visitaron los pastores, está ahora mismo delante de mí. No puedo menos que, como ellos, postrarme a adorar.
Y así, toda carne verá la salvación de Dios. Toda carne ve la salvación de Dios. Toda. Yo también. Y el de al lado, y el de más allá. Mi madre, mi compi de curro, el niño que juega en el parque, el hombre que pasea taciturno. Toda carne! Ya se ha cumplido. Ya soy salvada.
Jesús, creo que ni siquiera acabo de entender nada de esto. Pero haz, al menos, que deje de vivir esperando a que pases, porque sé que estás pasando ahora mismo. Ábreme los ojos, los oídos, y sobretodo, el corazón.
María, tú que acogiste la Palabra en tu seno y en tu corazón, enséñame a mi a hacerlo cada día.
Que enfermo corazón,
que te dice que no.
Que da hasta dos mil vueltas
sobre la razón, sufre en la fricción
entre el mundo y tu amor.
Que humano y vacío se queda el dolor
al sobrevivir, y no vivir contigo.
Soy nacido de lo alto,
resurgido en el Jordán.
Con agua y fuego me sellaste,
mi destino, la eternidad.
Ha empezado la batalla,
en cada corazón.
Los cojos corren los mudos claman:
la victoria inevitable del Amor.
Mi corazón mira hacia oriente en espera de su Salvador.
No quiero hacer esperar
a un Cielo que ha empezado ya.
Los ciegos nunca vimos tanto color
ni muertos tan vivos por amor.
Y que prometida salvación,
que ya comenzó.
En alianza a su pueblo, alianza
conmigo,
eres fiel a mí, Tú me has elegido.
Unidos Tú y yo, recorriendo el camino
y si trato de huir, o miro a otro lado
gobiernas tú mis pasos.
Soy nacido de lo alto,
resurgido en el Jordán.
Con agua y fuego me sellaste,
mi destino, la eternidad.
Ha empezado la batalla,
en cada corazón.
Los cojos corren los mudos claman:
la victoria inevitable del Amor.
Mi corazón mira hacia oriente
en espera de su Salvador.
No quiero hacer esperar
a un Cielo que ha empezado ya.
Los ciegos nunca vimos tanto color
ni muertos tan vivos por amor (x2)
Y que prometida salvación,
que ya comenzó.
En alianza a su pueblo, alianza
conmigo,
eres fiel a mí…
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.