Hora Santa – 06.05.2025

🗓 6 de mayo de 2025


Ven espíritu ven

Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)

Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.


El Rey de la Gloria

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe, y todos sus habitantes.
Él la fundó sobre los mares, él
la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte
del Señor?
¿Quién puede estar en el
recinto sacro?

El hombre de manos
inocentes, y puro corazón,
que no confía en los ídolos ni jura
contra el prójimo en falso.

Ése recibirá la bendición del
Señor,
le hará justicia el Dios de
salvación.

Este es el grupo que busca,
que busca al Señor,
que viene a tu presencia,
Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas
compuertas: va a entrar,
el Rey de la Gloria.


¿Quién es ese Rey,
el Rey de la Gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.


¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas
compuertas: va a entrar,
el Rey de la Gloria.

¿Quién es ese Rey,
el Rey de la Gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos;
Él es el Rey de la Gloria.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas
compuertas: va a entrar,
el Rey de la Gloria.

¿Quién es ese Rey,
el Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos;
Él es el Rey de la Gloria.


Primer grupo de cardenales


  1. Jose Fuerte
  2. Américo Manuel
  3. Carlos
  4. Fridolin
  5. Anders
  6. Jean-Marc
  7. João Braz
  8. Fabio
  9. Philippe
  10. Cleemis
  11. Domenico
  12. Ignace
  13. Giuseppe
  14. Charles Maung
  15. Vicente
  16. Josip
  17. Leopoldo José
  18. Stephen
  19. Raymond Leo
  20. François-Xavier
  21. Mykola
  22. Luis Gerardo
  23. Oscar
  24. Carlos Gustavo
  25. Fernando Natalio
  26. Stephen
  27. Manuel
  28. José
  29. Thomas Christopher
  30. Paulo Ceza
  31. Joseph
  32. Blase
  33. Michael

En Lo Hondo

Solía buscarte por fuera,
olvidaba que ya estás en mí.
Has venido, me has morado, te has quedado,
y te mueres por crecer en mí,
y te mueres por crecer en mí.

La razón no me permite vivirte,
hay demasiado hoyo en mí.
Sólo tú puedes habitarme,
quiero que vivas en mí,
que seas libre dentro de mí.

Te busco para traerte
y olvido que en lo hondo ya estás.
Quiero liberarte,
liberarte y dejarte ser,
dejarte ser.

Yo te dejaré, ¡quiero liberarte!
Y yo te dejaré,
porque eres Tú, quien vive en mí,
quien vive en mí.

No acepto, el mientras tanto,
cada instante es dador de Ti.
Te revelas y me buscas como loco,
expectante en lo banal,
¡Ahí me dices qué quieres de mí!

Te abalanzas sobre mi alma
escondido en la casualidad:
en ella quiero abrazarte,
descubrirte y darte mi sí.
¡Vive Tú en mí!

Yo te dejaré, ¡quiero liberarte!
Y yo te dejaré,
porque eres Tú, quien vive en mí,
quien vive en... (x2).

¡Dejaré que Tú elijas,
cómo y cuándo servir!
¡Dejaré que Tú elijas,
el modo en que he de sentir!
¡Vive Tú en mí!

¡Oh, oooh, oh! ¡Quiero liberarte!
¡Oh, oooh, oh! ¡Quiero liberarte!
¡Oh, oooh, oh! ¡Quiero liberarte!
¡Oh, oooh, oh!
Porque eres Tú quien vive en mí,
quien vive en mí
.


Segundo grupo de cardenales


  1. Pablo Virgilio
  2. Angelo
  3. Jozef
  4. John Atcherley
  5. Daniel Nicholas
  6. Virgilio
  7. Timothy Michael
  8. Willem Jacobus
  9. Péter
  10. Kevin Joseph
  11. Víctor Manuel
  12. Ángel
  13. Filipe Neri
  14. Fernando
  15. Sebastian
  16. Arlindo GOMES
  17. Mauro
  18. Juan de la Caridad
  19. William Seng
  20. Mario
  21. Wilton Daniel
  22. Claudio
  23. James Michael
  24. Jean-Claude
  25. Antoine
  26. Tarcisio Isao
  27. Kurt
  28. George Jacob
  29. Francis Xavier
  30. Konrad
  31. Jean-Pierre
  32. Gérald Cyprien
  33. Chibly

Evangelio

Del santo Evangelio según S. Juan (21, 1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».

Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».

Ellos contestaron:
«No».

Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».

Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces.

Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.

Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.

Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.


Voz en off

Dadles vosotros de comer.

La base de tu milagro, Jesús, está en el compartir.
No creas los panes y los peces de la nada, sino que obras a partir de lo que algunos comparten.
Preguntas: ¿Cuántos panes hay?
Los discípulos rebuscan entre la multitud y encuentran siete panes y algunos peces.
¿Qué es eso para cinco mil? No es nada. Pero a Ti te basta.
Me pongo en el lugar de los dueños de esos panes. Los discípulos les piden que compartan lo que tienen para sí. Parece una propuesta sin sentido, Jesús. ¿Por qué privarles de lo que han traído de casa, sobre todo, cuando no es suficiente para saciar a todos? Humanamente es ilógico. Pero no lo es Ti.
Gracias a ese pequeño gesto de generosidad de entregar lo que tienen, Tú sacias a todos.
Me estás diciendo que puedes hacer mucho con lo poco que yo pueda poner a tu disposición. Y no te estás refiriendo solo a lo material, para nada, sino más bien a mi tiempo, a mis cualidades, a mis talentos…, aunque sean pequeños y dejen mucho que desear. Aunque no sean nada. Da igual. Con eso, Tú saciarás el hambre de muchas almas.
Cuánto me cuesta entender esto.
Entender que no son mis talentos o mi esfuerzo lo que sacia, sino tú a través de mi generosidad. A través de mi amor. Entender que no son mis palabras las que sanan a un amigo, sino que te basta el amor que pongo en ellas para actuar, aunque sean torpes. Entender que no es la perfecta ejecución de una canción lo que da paz a un corazón que la escucha, sino que te basta la generosidad con que la canto para actuar en muchos corazones, aunque salga regular. Y podría seguir poniendo ejemplos hasta el infinito…
Te encanta actuar así: haces grandes cosas a partir de pequeñas cosas que te entregamos gratuitamente.
¿Qué te traigo hoy, Jesús? ¿Qué te ofrezco para que puedas actuar?
¿Cómo voy a organizar mi verano para entregarte panes y peces con los que puedas actuar?


La piel por ti

Recuerdas esos días, pensé que me sobrabas
y fue como tirar las armas en plena batalla,
taparse los ojos del alma, perderse lo
más grande, no ver nada.

Siempre que pensaba que andaba sin
compañía, tus huellas se grababan
justo detrás de las
mías, mientras bajito decías...:

Me he dejado la piel por ti porque
te quiero más que a mi vida entera,
y... lo volvería a hacer.
Todo lo que pueda pesar, dámelo a
mí, que yo lo llevo por ti.

Hace ya algún tiempo que te quiero
pedir, ¿me prestas tu mirada,
Ver a través de ti,
me dejas descubrir,
toda la belleza de vivir?

Eres el fuerte caudal, la roca que
aguanta, la fuerza del maaar,
cimiento de mi corazón
que no se puede quebrar,
que no se va a derrumbar.

Me he dejado la piel por ti porque
te quiero más que a mi vida entera,
y... lo volvería a hacer.
Todo lo que te haga llorar,
damelo a mí.

Me he dejado la piel por ti porque
te quiero más que a mi vida entera
y... lo volvería a hacer.
Todo lo que pueda pesar, dámelo a
mí, que yo lo llevo por ti,
que yo me muero por ti...


Tercer grupo de cardenales

  1. Frank
  2. Augusto Paolo
  3. Cristóbal
  4. Thomas Aquino
  5. Soane
  6. Rolandas
  7. Dominique
  8. Giorgio
  9. Adalberto
  10. António Augusto
  11. Reinhard
  12. Dominique Joseph
  13. Robert Walter
  14. José Tolentino
  15. Francesco
  16. Stephen Ameyu
  17. Gerhard Ludwig
  18. Ladislav
  19. Gerard Vincent
  20. Kazimierz
  21. Dieudonné
  22. Peter Ebere
  23. Juan José
  24. Carlos
  25. Nakellentuba
  26. Pietro
  27. Albert Malcolm
  28. Giuseppe
  29. Christophe Louis
  30. Pierbattista
  31. Mario Aurelio
  32. Anthony
  33. Robert Francis

Nombre sobre todo nombre

La verdad en la que vivimos:
Cristo a pesar de su condición divina,
por amor se desprendió de su rango
pasando por uno de tantos, y tomó
condición de esclavo.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte en la Cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre el mundo entero.
Por eso Dios le concedió el Nombre sobre todo nombre.
Por eso Dios lo levantó sobre el universo.
Por eso Dios le concedió el Nombre sobre todo nombre.

Al nombre de Jesús toda lengua proclame:
Cristo es el Señor para gloria del Padre.
Toda rodilla se doble en el Cielo, en el
Cielo, Tierra y abismo,
que se grite su Nombre.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte en la Cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre el mundo entero.
Por eso Dios le concedió el Nombre sobre todo nombre.
Por eso Dios lo levantó sobre el universo.
Por eso Dios le concedió el Nombre sobre todo nombre.

Nombre sobre todo nombre, mi Salvador.
Nombre sobre todo nombre, mi Redentor.
Nombre sobre todo nombre, sobre todo te levanto.


Cuarto grupo de cardenales

  1. Vinko
  2. Timothy Peter
  3. Álvaro Leonel
  4. Baldassare
  5. Roberto
  6. John
  7. Francisco
  8. Sérgio
  9. Arthur
  10. Ángel Sixto
  11. Luis José
  12. Protase
  13. Stanisław
  14. Grzegorz
  15. Louis Raphaël
  16. Robert
  17. Odilo Pedro
  18. Marcello
  19. Berhaneyesus
  20. Jaime
  21. Leonardo Ulrich
  22. Daniel Fernando
  23. Ignatius
  24. Luis Antonio
  25. Orani João
  26. Joseph William
  27. Désiré
  28. Emil Paul
  29. Peter Kodwo
  30. Jean-Paul
  31. Rainer Maria
  32. Lazzaro
  33. Mario
  34. Matteo Maria

Bendito

Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante

Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!

Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!


Madre de Hakuna

Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.

Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.