Forofos del Espíritu Viviente

🗓 6 de junio de 2025


Ven espíritu ven

Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)

Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.


Pasión de Dios

Porque tengo miedo de mi mismo,
Porque no disfruto hoy de cada minuto,
Porque quería ser de un modo distinto,
Porque vivo siempre lo que haré.
Tanta cosa para motivarme,
Basta ya de maltratarme.
Dime Padre porque no me quiero,
Solo tu aprecio mata mi desprecio.

Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.

Me dicen que huya de mi debilidad
Tú me dices que permanezca en ella
Me valoran por éxitos y perfección,
Tú disfrutas conmigo tal y como soy.
Débil, enfermo y en pecado,
Impuro, impotente y quebradizo.
Solo así descubro cómo me amas,
Solo así descubro cómo me quieres.

Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que te recreas en mi belleza,
Que soy la niña de tus ojos,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Eres mi Padre, y ¡enloqueces!
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.


Con la furia del mar, y la solidez de la roca
Con el ímpetu de la tormenta,
la fuerza del vendaval
Con esa misma contundencia
tú me dices:
Tú eres mío, tú eres mío

Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que te recreas en mi belleza,
Que soy la niña de tus ojos,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Eres mi Padre, y ¡enloqueces!
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.


Evangelio

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 1-11):

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.

Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa?

Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».


Voz en off

Cuánto buscamos hacer de la oración un esfuerzo,
una fórmula, una respuesta.
Y sin embargo,
orar es simplemente permanecer.

Es quedarse, aun cuando no hay palabras.
Es confiar, aun cuando todo parece callar.

Hay una fuerza que nace en el silencio,
una fe que crece despacio,
sin ruido, sin aplausos,
como una raíz que se extiende bajo tierra.

La oración no cambia a Dios,
nos cambia a nosotros.
Nos ablanda, nos abre,
nos enseña a mirar distinto.

Perseverar no es obstinarse.
Es amar sin medida,
seguir esperando aunque nada se mueva,
seguir creyendo cuando todo parece detenerse.

Permanecer.
Eso basta.

Porque el alma también florece en la espera.
Porque en medio del cansancio,
el corazón aprende a descansar en Dios,
a confiar sin entender,
a amar sin exigir respuesta.

Todo lo que es sostenido por amor
termina dando fruto.
Quizás lento,
quizás oculto,
pero siempre vivo.

Y entonces comprendemos:
no se trata de convencer,
sino de dejarse habitar.
No se trata de hablar,
sino de permanecer.

La fe es eso:
un corazón que late despacio,
pero no deja de latir.

Deseo permanecer en ti.


Arde

Arde, con fuerza en este frío,
con todo el alma en vilo
buscando una razón.

Tiemblan, los Muros de esta celda,
que no pueden ni intentan
Contener su corazón.

Brazos, cerrándose en abrazos,
de un padre que dio tanto
de un hijo que murió.

Lloran, reyes y tronos lloran,
ante un hombre en la sombra,
rezándole a sus Dios.

La mira, y al verla el mundo gira.
Y en un solo segundo,
al cielo estremeció.

Besa, donde ella pisa él besa.
Secándose las lágrimas
al pedirle perdón.

Alza, un paso al firme al alba.
Ejércitos se apartan
ante su convicción.

Siente, el peso que le viene.
Pero nada detiene
su sencilla decisión.

Duerme, tranquilo el niño duerme
sufre porque no puede
darle algo mejor.

Calla, y en el silencio grita.
Se le traspasa el alma.
Sufre su condición.

Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero duerme en brazos a su Dios.

Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero mira a los ojos a Dios.

Sonríe, tranquilo al fin sonríe.
Y en un último aliento
hizo llorar a Dios.

(CHICOS)
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero duerme en brazos a su Dios.

Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero mira a los ojos a Dios.


Un segundo

Si por un segundo vieras cómo te miro
Cuando duermes, cierras los ojos, yo ahí sigo
Se me cae la baba, imposible no mirar
No quiero dejar de hacerlo, no lo intentes imaginar

Si por un segundo vieras cómo te escucho
Cada ruido, cada palabra, y cuando no hablas mucho
Y hables o estés callado, solo me importa si estás
En mi amor cabe el silencio, cabe hablar y mucho más

Reviento de amor, estoy temblando de gozo
Te como con la mirada, estás aquí y no estás solo
Cada lágrima, cada risa, en mi memoria se han grabado
Cada detalle de tu cuerpo y de tu alma fueron pensados
No creo que aguante más contenerme aquí detrás
Quiero entrar, hacerte mío, curar tu herida si me la das
Si por un segundo vieras cómo te miro
No querrías ver nada más

Si por un segundo vieras cuánto te amo
Yo solo sé entregarme, aunque sea en vano
Y tiemblo al imaginar cuando llegues al cielo
Costará respirar en el abrazo que nos daremos

Si por un segundo vieras lo que hay por llegar
Lo que aguarda escondido, casualidades sin azar
Lo sueño tantas veces, en cada don, ¿qué puedo hacer?
Tú recibes mi regalo, al cielo miras, agradece

Reviento de amor, estoy temblando de gozo
Te como con la mirada, estás aquí y no estás solo
Cada lágrima, cada risa, en mi memoria se han grabado
Cada detalle de tu cuerpo y de tu alma fueron pensados
No creo que aguante más contenerme aquí detrás
Quiero entrar, hacerte mío, curar tu herida si me la das
Si por un segundo vieras como te miro
No querrías ver nada más

Reviento de amor y estoy temblando de gozo
Hay tanta locura en este amor que no controlo
Pierde tu vida, recibirás la eternidad
La alegría de ser esclavo, esclavo de mi libertad
Si por un segundo vieras cómo te miro
No querrías ver nada más


Madre de Hakuna

Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.

Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.