Algo grande y que sea amor

🗓 16 de enero de 2024


Ven espíritu ven

Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)

Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.


La medida del amor (Estación XI)

¿Cuál es la medida del amor?
¿Cuánto alcanzan los latidos del
dolor?
“Padre mío, dales tu perdón.
Aún no saben que esas manos son de
Dios”.

Se conmueve el universo en cada
golpe
y el silencio deja hablar al corazón.
Un madero y unos clavos
empapados
de la sangre del más bello
Redentor.
Tu dolor me vuelve loco,
me da vida, y sin hablar me enseña
todo
lo que puede un corazón,
la medida sin medida del Amor.

En la Cruz clavaron el amor,
y un abrazo se hizo eterno en mi
dolor.
Clávame contigo, mi Jesús,
quiero darme y darlo todo como Tú.

Se conmueve el universo en cada
golpe
y el silencio deja hablar al corazón.
Un madero y unos clavos
empapados
de la sangre del más bello
Redentor.
Tu dolor me vuelve loco,
me da vida, y sin hablar me enseña
todo
lo que puede un corazón,
la medida sin medida del Amor.


Evangelio

Del santo evangelio según san Juan (1,35-42):

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Éste es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús.
Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo: «Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).»
Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro).


Voz en off

Corriendo de aquí para allá,
Llegando a mil sitios sin llegar a ninguno.
Conversaciones, compromisos, discusiones.
También risas, abrazos y amigos.

Y de repente hago silencio.
Y qué encuentro?
No lo sé, no lo veo claro.
No veo mucho, en realidad.
Hace mucho tiempo que no miro aquí dentro, en mi corazón.
Y está todo oscuro.

La mezcla de mis deseos es confusa:
¿Qué quiero hacer con mi vida?
¿Qué quiero hacer con mi tiempo?
Se me escurre entre los dedos,
Y otra vez estoy aquí,
Una semana más.
Y otra vez vuelvo a encontrarme con la tiniebla de mi corazón,
Que no sabe muy bien de dónde viene ni a dónde va…

Todo está oscuro.
Las luces están apagadas como en esta iglesia.
Mi trabajo no ilumina,
Mis amigos tampoco.
Mi familia no me da el calor que necesito.
Todo está bien, todo fluye,
pero todo se apaga en cuanto paro y hago silencio.

¿Por qué?
¿Qué este misterio de mi corazón?

Tras unos minutos de incertidumbre se enciende una luz.
Porque una sola es la Luz que puede brillar en medio de las tinieblas.
Y esa Luz, ha venido a buscarme.
Mi corazón da un salto de esperanza y paz.
Mira, ¡ahí está!
Es es pan blanco.
Brilla, es la Luz de Jesús.
No entiendo mucho,
Igual tampoco siento.
Pero sé que debo seguir mirando.
Una Luz quiere brillar en la oscuridad de mi sinsentido.
Y poco a poco mi corazón vuelve a inundarse de color.

Eres Tú, Jesús, tú eres mi luz.
El Hijo del hombre viene sobre las nubes con gran poder y majestad.
La angustia desaparece.
Las preocupaciones pasan al fondo.
Y en medio, estás Tú.

Tú que con esta mirada lo paras todo.
Tú que con esta mirada enciendes mi corazón.
El mundo está en llamas, pero ese no es el fuego que da calor.
Este es el fuego.
Está presencia que ilumina mi vida entera.
Esta adoración que prende lo que yo no puedo.

¡Jesús! ¡Brilla para mí!
“El Señor es mi luz y mi salvación.
A quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
Quién me gará temblar?”

Una sola es la luz que viene a buscar mi corazón asustado.
Una sola es la voz que resuena en mi corazón y que me hace descansar como un niño.
Todo pasa.
El trabajo,
Los problemas,
El dinero,
El dolor,
Todo pasa.
El cielo y la tierra pasarán, pero tus palabras, Jesús, no pasan.
Tú te quedas conmigo.


No se que viste en mí (Estación I)

Ahí estás Tú, esperando la sentencia
en silencio. Se alza un grito entre la
gente,
que prefiere a un criminal antes que a
ti.

Y allí estás Tú, tan llagado que cuesta
reconocerte,
entre burlas e insultos, sin amor sin
amigos,
hemos huido todos de la cruz.

Pues yo también he sido uno de
ellos,
he preferido cualquier cosa antes
que a Ti,
te he dado la espalda un sinfín de
veces,
no he dejado que te muevas en mí,
y aun así dices que me amas, no sé
qué viste en mí.

¿Qué viste en mí? Sabes que yo no
merezco tanto,
pero yo necesito, tu amor infinito.
Por favor, no me dejes sin Ti.

Ayúdame a que valga la pena,
me he dado cuenta que no puedo
estar sin Ti.
Que valga la pena: que viva tu
condena,
junto a María de rodillas ante Ti.
Perdóname, ahora aquí me tienes,
derramado a tus pies.


Sé que cometí el error de anteponer a
tus caminos la razón.
Sé que volveré a caer, más de mil
veces fallaré a tu perdón,
y aun así dices que me amas, no sé
que viste en mí.


Noche

Por tu Iglesia, que te espera a oscuras,
por tu pueblo que te reza aguardando
la aurora.
Te rogamos, te rogamos.
Por las naciones paganas,
que tienen sed de ti sin saberlo.
Ten piedad, ten piedad.

Por los pueblos oprimidos por el
totalitarismo
y la opresión de la mentira.
Por aquellos perseguidos por tu
nombre, que se ocultan para orar
y aquellos extraídos de su hogar.
Por sus perseguidores,
cegados por el odio,
“Perdónales, Padre,
no saben lo que hacen.”

Por los que no nos aman,
por los que no sabemos amar.
Por los que sufren y agonizan
y hoy duermen en el hospital.
Por los que es su última noche
y cuyos ojos no verán el nuevo día.
Ten piedad, ten piedad.

Por todos los que sufren la tentación
del suicidio,
por los dispuestos a dejar ganar al
mal.
Por aquellos cuyas noches son
interminables,
y a los que la angustia
les ha quitado la paz.

Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.


Por aquellos que trabajan en la
prostitución
y se ven obligados a vender su amor.
Por los que caen en la trampa
del vicio y las drogas.
Por los que hoy duermen en prisión,
por los que hoy esperan su ejecución,
por aquellos a los que torturan,
Por criminales, por los ladrones,
por los que erran en soledad,
por los que sufren
la indiferencia de los demás.

Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.

Por la ciudad,
por todos sus habitantes,
que en sus sueños solo existas Tú.
Por nuestros difuntos que aún no han
visto tu Rostro,
por los alejados entre la multitud.
Por los niños que descansan en el
seno de su madre,
por las mujeres que van a dar a luz.
Para que reine tu paz en cada hogar,
por los que quieren
saciar tu sed de amar.

Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.


Ten piedad (x10)
Ten piedad, Señor, ten piedad.


Bendito

Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante

Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!

Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!


Madre de Hakuna

Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.

Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.