
Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)
Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.
Alzo la voz, en medio del fuego
De pie en el dolor, sin miedo te
espero (x2)
Ahora que no hay tierra que pisar
Aunque todo en mí me pide
abandonar
Alzo la voz, en medio del fuego
De pie en el dolor, sin miedo te
espero (x2)
Cielos, ejércitos,
luz y tinieblas,
la noche y el día,
el sol, las estrellas,
cantad, bendecid al Señor
Que rompan los mares,
los ríos que corran,
que naden los peces,
retumben las olas,
cantad, bendecid al Señor
Los montes y cumbres,
los fríos y heladas,
ganados y fieras,
las aves y plantas,
cantad, bendecid al Señor
Hijos de hombres,
que rían y lloren,
que abracen, que corran
que griten y adoren,
cantad, bendecid al Señor
Alzo la voz, en medio del fuego
De pie en el dolor, sin
miedo te espero (x4)
Evangelio del día. Lectura del santo evangelio según San Lucas 18, 9-14. En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
*Voz en off* Hola Jesús. Tú que sabes lo que hay en el corazón de cada hombre. Tú que sabes lo que hay en mi corazón. Dime, ¿quién ha venido hoy ante tí? ¿Vengo como el fariseo, fiel cumplidor de la ley, pero juzgando a los demás o vengo como el publicano, traidor, pero conocedor de mis faltas y avergonzado por ello? ¿Vengo confiando en mí mismo y en lo bien que lo hago todo o vengo avergonzado siendo consciente de lo lejos que estoy de ser digno de poder estar aquí, de rodillas ante tí? ¿Vengo creyéndome salvado por mis actos o necesitado de la salvación por los tuyos?Me encantaría venir como la mezcla buena de ambos, ¿sabes? Me gustaría venir pudiéndote ofrecer un montón de obras buenas, sin mancha, sin pecado, llenas de amor. Me gustaría poder ofrecerte un trabajo bien hecho, una oración atenta, obras perfectas de limosna y caridad. Y que todo eso fuera acompañado de la humildad del publicano que se sabe pecador, de la humildad del siervo que sabe que sólo ha hecho lo que tenía que hacer.Y sin embargo vengo aquí como la mezcla mala de los dos. Cuantas veces me vengo arriba por lo bueno que soy en esto o en aquello, cuántas veces juzgo a los demás por no hacer lo que creo que se debería hacer aunque a veces no sea capaz ni yo mismo de hacerlo bien. Cuántas veces meto la pata... ¡qué digo!... cuántas veces peco y me busco alguna cosa para justificar mi falta en lugar de reconocer mi pecado.Humildad es andar en verdad, decía Santa Teresa de Jesús. Después de rezar con el Evangelio de hoy comprendo un poco mejor lo que decía la santa castellana. Aunque exaltes la actitud del publicano, no me invitas a pecar, sino a reconocer que soy pecador, porque soy débil, porque vivo necesitado de tu gracia, de tu Vida. Vivir en verdad. Aunque desprecies la actitud del fariseo, no me invitas a robar, fornicar, mentir, o a evadir impuestos. Me invitas en realidad a vivir en verdad. A vivir para lo que estoy llamado, a vivir para el Cielo, para amar, para servir, para gozar de tu gloria, siendo muy muy consciente de lo pequeño, débil y pecador que soy y lo necesitado que estoy de tu perdón y de tu gracia. Vivir en verdad. Eso quiero hoy, Jesús. Eso te pido hoy. Que sepa vivir en la Verdad, que sepa vivir en Ti.
Creo, sencillamente
quiero disfrutar de
la serenidad del creer.
Desligar el creer del sentir,
creo, mi Dios, ¡y basta!
Te creo en tus Misterios
sin entenderlos
te creo en mí y en el Pan Blanco,
en el prójimo y en la Creación,
sin verte en ningún lado.
Creo, Señor, sencillamente
Porque creer es confiar
¡Cómo me gusta creerte
sintiendo dudas,
sintiendo dudas,
sintiendo dudas!
Digo que eres Amor
escucho que soy tu amado
no siento y qué más da,
¡te quiero y eso basta!
Amo, Señor, sencillamente
porque amar es entregarse
¡Cómo me gusta amarte
estando frío,
estando frío,
estando frío!
Espero en tu Palabra,
vivo en tu Promesa,
¡gozo en Ti lo que aún me falta!
Espero, Señor, sencillamente
porque esperar es descansar
¡Cómo me gusta esperarte
sintiendo miedo,
sintiendo miedo,
sintiendo miedo!
Creo, amo, espero
cómo me gusta seguirte
sintiendo dudas
estando frío
sintiendo miedo
cómo me gusta
cómo me gusta
¡Creerte, amarte y esperarte!
Sigo sencillamente.
No se conoce en la historia locura
como esta,
de un hijo que sea Romeo de su
Padre.
No hubo flecha de cupido más rápida
y tensa,
ni abrazo más perfecto,
no hubo gotas más iguales.
Fiel como su sombra, poseso de una
única obsesión.
¿Qué quieres Padre? Dímelo.
Es necesario que el mundo sepa
que yo amo al Padre.
Mi único interés son sus deseos,
mi fuerza es su querer.
Su corazón llora en mis mejillas,
llena mi boca de sus sonrisas
y sus deseos son los pasos de mis
pies
Conozco lo que siente el corazón de
mi Padre
No se da por vencido, no accede al
desengaño.
Lo que ha amado mi padre no lo da
por perdido,
como los ojos del esclavo en los
labios del Señor.
Esclavo de sus amores, poseso de una
única obsesión.
¿Qué quieres Padre? Dímelo.
Es necesario que el mundo sepa
que yo amo al Padre.
Pretenden seguirme sin conocer,
mi corazón.
Solo quién comparte en el huerto
al Padre,
descubrirá su verdad y sentido.
Pues es mentira cualquier vida
fuera de esta relación
Por tu Iglesia, que te espera a oscuras,
por tu pueblo que te reza aguardando
la aurora.
Te rogamos, te rogamos.
Por las naciones paganas,
que tienen sed de ti sin saberlo.
Ten piedad, ten piedad.
Por los pueblos oprimidos por el
totalitarismo
y la opresión de la mentira.
Por aquellos perseguidos por tu
nombre, que se ocultan para orar
y aquellos extraídos de su hogar.
Por sus perseguidores,
cegados por el odio,
“Perdónales, Padre,
no saben lo que hacen.”
Por los que no nos aman,
por los que no sabemos amar.
Por los que sufren y agonizan
y hoy duermen en el hospital.
Por los que es su última noche
y cuyos ojos no verán el nuevo día.
Ten piedad, ten piedad.
Por todos los que sufren la tentación
del suicidio,
por los dispuestos a dejar ganar al
mal.
Por aquellos cuyas noches son
interminables,
y a los que la angustia
les ha quitado la paz.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.
Por aquellos que trabajan en la
prostitución
y se ven obligados a vender su amor.
Por los que caen en la trampa
del vicio y las drogas.
Por los que hoy duermen en prisión,
por los que hoy esperan su ejecución,
por aquellos a los que torturan,
Por criminales, por los ladrones,
por los que erran en soledad,
por los que sufren
la indiferencia de los demás.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Por la ciudad,
por todos sus habitantes,
que en sus sueños solo existas Tú.
Por nuestros difuntos que aún no han
visto tu Rostro,
por los alejados entre la multitud.
Por los niños que descansan en el
seno de su madre,
por las mujeres que van a dar a luz.
Para que reine tu paz en cada hogar,
por los que quieren
saciar tu sed de amar.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.
Ten piedad (x10)
Ten piedad, Señor, ten piedad.
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.