
Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)
Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.
Porque tengo miedo de mi mismo,
Porque no disfruto hoy de cada minuto,
Porque quería ser de un modo distinto,
Porque vivo siempre lo que haré.
Tanta cosa para motivarme,
Basta ya de maltratarme.
Dime Padre porque no me quiero,
Solo tu aprecio mata mi desprecio.
Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.
Me dicen que huya de mi debilidad
Tú me dices que permanezca en ella
Me valoran por éxitos y perfección,
Tú disfrutas conmigo tal y como soy.
Débil, enfermo y en pecado,
Impuro, impotente y quebradizo.
Solo así descubro cómo me amas,
Solo así descubro cómo me quieres.
Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que te recreas en mi belleza,
Que soy la niña de tus ojos,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Eres mi Padre, y ¡enloqueces!
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.
Con la furia del mar, y la solidez de la roca
Con el ímpetu de la tormenta,
la fuerza del vendaval
Con esa misma contundencia
tú me dices:
Tú eres mío, tú eres mío
Hazme oír lo que te gusto,
Que vea que me miras con pasión,
Que te recreas en mi belleza,
Que soy la niña de tus ojos,
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Eres mi Padre, y ¡enloqueces!
Que a nadie quieres tanto como a mí,
Soy Pasión de Dios.
He visto una luz
que ha cegado el cielo.
Me he visto morir,
atada a este suelo.
Y he vuelto a nacer,
con tu dulce sueño.
Solo para morir,
por seguir viviendo.
Y en tu costado,
nace un recuerdo,
que sea abrigo,
con el frío invierno.
Y se oye un trueno en la noche
detrás de mí.
Me empuja el eco y me arrastra
hacia Ti.
Tranquila y quieta,
hoy me dejo vivir.
Tranquila y quieta,
por Ti.
Me tienes aquí,
antes que hubiera tiempo.
Y aquí seguiré,
muriendo por tus huesos.
Y deseando que escuches,
lo mucho que te quiero.
Y si me dejas verás,
lo que solo yo puedo.
Y en mi costado,
mueren tus miedos.
Y en ese frío,
arde este fuego.
Y se oye un trueno en la noche
detrás de ti.
Te empuja el eco y te arrastra
hacia mí.
Tranquila y quieta,
hoy te dejas vivir.
Tranquila y quieta,
por mí.
Y se oye un trueno en la noche (y se oye un trueno)
Detrás de Ti. (Detrás de mí).
Me empuja el eco y me arrastra.
Hacia mí.
Hacia Tí.
Y se oye un trueno en la noche (x3)
Me empuja el eco y me arrastra (x3)
Me empuja el eco y me arrastra a Ti.
En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Cuánto buscamos hacer de la oración un esfuerzo,
una fórmula, una respuesta.
Y sin embargo,
orar es simplemente permanecer.
Es quedarse, aun cuando no hay palabras.
Es confiar, aun cuando todo parece callar.
Hay una fuerza que nace en el silencio,
una fe que crece despacio,
sin ruido, sin aplausos,
como una raíz que se extiende bajo tierra.
La oración no cambia a Dios,
nos cambia a nosotros.
Nos ablanda, nos abre,
nos enseña a mirar distinto.
Perseverar no es obstinarse.
Es amar sin medida,
seguir esperando aunque nada se mueva,
seguir creyendo cuando todo parece detenerse.
Permanecer.
Eso basta.
Porque el alma también florece en la espera.
Porque en medio del cansancio,
el corazón aprende a descansar en Dios,
a confiar sin entender,
a amar sin exigir respuesta.
Todo lo que es sostenido por amor
termina dando fruto.
Quizás lento,
quizás oculto,
pero siempre vivo.
Y entonces comprendemos:
no se trata de convencer,
sino de dejarse habitar.
No se trata de hablar,
sino de permanecer.
La fe es eso:
un corazón que late despacio,
pero no deja de latir.
Deseo permanecer en ti.
A ti te alabo Señor en tu templo.
A ti te alabo con todo el
firmamento.
A ti te alabo por todo lo que tú
has hecho.
A ti te alabo por crear sin
merecerlo.
A ti te alabo con trompas y flautas.
A ti te alabo con tambores y danzas.
A ti te alaban criaturas y animales.
A ti te alaban las montañas y los
mares.
A ti te ala…ban.
A ese ser que creó este mundó
pór amór nó ló encóntraba.
Nó creía que fuera pósible
este dón, un Diós.
Tódó ló que veó a mi alrededór
grita que aquí estas y escónde
mi temór.
Tódó ser que aliente alabe
al Senór y grite bien fuerte
A ti te alabo Señor en tu templo.
A ti te alabo con todo el
firmamento.
A ti te alabo por todo lo que tú
has hecho.
A ti te alabo por crear sin
merecerlo.
A ti te alabo con trompas y flautas.
A ti te alabo con tambores y danzas.
A ti te alaban criaturas y animales.
A ti te alaban las montañas y los
mares.
A ti te ala…ban.
A ti te alabó aunque te escóndas,
aunque yó nó pueda verte.
A ti te alabó que me salvas de la
muerte.
A ti te alabó en el silenció de un amór
que ya nó siente.
A ti te alabó eres mi Diós, eres mi vida
eres mi fuerte.
A ti te alabó en ló sencilló, cótidianó,
indiferente.
A ti te alabó cón el vivó que se escapa
de la muerte.
A ti te alabó cón el muertó que te
espera ansiósamente.
A ti te alabó eres mi Diós,
eres mi vida.
A ti te ala………bó (x3)
A ti te alabó, Senór en tu templó…
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.