Los Narejos – Hora Santa – 08.08.2025

🗓 8 de agosto de 2025


Todo

Padre pon tu Espíritu sobre mí,
aquí estoy, aquí me tienes.
Gracias por la vida,
Que la viva siendo todo yo
Que la viva siendo todo yo

Todo libre,
todo entregado,
todo Tú,
todo dado,

todo alegre,
todo amante,
todo amado,

todo arrodillado,
todo hijo,
todo hermano,
todo padre,

todo disfrutón,
todo mariano,
todos por todos,

que viva todo,
con toda el alma.


Nacidos de lo alto

Que enfermo corazón,
que te dice que no.
Que da hasta dos mil vueltas
sobre la razón, sufre en la fricción
entre el mundo y tu amor.

Que humano y vacío se queda el dolor
al sobrevivir, y no vivir contigo.

Soy nacido de lo alto,
resurgido en el Jordán.
Con agua y fuego me sellaste,
mi destino, la eternidad.
Ha empezado la batalla,
en cada corazón.
Los cojos corren los mudos claman:
la victoria inevitable del Amor.

Mi corazón mira hacia oriente en espera de su Salvador.
No quiero hacer esperar
a un Cielo que ha empezado ya.
Los ciegos nunca vimos tanto color
ni muertos tan vivos por amor.

Y que prometida salvación,
que ya comenzó.
En alianza a su pueblo, alianza
conmigo,
eres fiel a mí, Tú me has elegido.

Unidos Tú y yo, recorriendo el camino
y si trato de huir, o miro a otro lado
gobiernas tú mis pasos.

Soy nacido de lo alto,
resurgido en el Jordán.
Con agua y fuego me sellaste,
mi destino, la eternidad.

Ha empezado la batalla,
en cada corazón.
Los cojos corren los mudos claman:
la victoria inevitable del Amor.

Mi corazón mira hacia oriente
en espera de su Salvador.
No quiero hacer esperar
a un Cielo que ha empezado ya.
Los ciegos nunca vimos tanto color
ni muertos tan vivos por amor (x2)

Y que prometida salvación,
que ya comenzó.
En alianza a su pueblo, alianza
conmigo,
eres fiel a mí…


Evangelio

Del santo Evangelio según S. Lucas (12, 13-21):

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».

Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.

Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.

Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.

Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».


Voz en off

Cuánto buscamos hacer de la oración un esfuerzo,
una fórmula, una respuesta.
Y sin embargo,
orar es simplemente permanecer.

Es quedarse, aun cuando no hay palabras.
Es confiar, aun cuando todo parece callar.

Hay una fuerza que nace en el silencio,
una fe que crece despacio,
sin ruido, sin aplausos,
como una raíz que se extiende bajo tierra.

La oración no cambia a Dios,
nos cambia a nosotros.
Nos ablanda, nos abre,
nos enseña a mirar distinto.

Perseverar no es obstinarse.
Es amar sin medida,
seguir esperando aunque nada se mueva,
seguir creyendo cuando todo parece detenerse.

Permanecer.
Eso basta.

Porque el alma también florece en la espera.
Porque en medio del cansancio,
el corazón aprende a descansar en Dios,
a confiar sin entender,
a amar sin exigir respuesta.

Todo lo que es sostenido por amor
termina dando fruto.
Quizás lento,
quizás oculto,
pero siempre vivo.

Y entonces comprendemos:
no se trata de convencer,
sino de dejarse habitar.
No se trata de hablar,
sino de permanecer.

La fe es eso:
un corazón que late despacio,
pero no deja de latir.

Deseo permanecer en ti.


Pluma de escribano

Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.

Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la
justicia, tu diestra te enseñe a realizar
proezas.
Tus flechas son agudas,
los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios,
permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la
impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros.

A mirra, áloe y acacia huelen tus
vestidos,
desde los palacios de marfiles
te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen,
salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.

Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos,
los pueblos más ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey,
con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.

A cambio de tus padres,
tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por
toda la tierra.


Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.


Bendito

Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante

Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!

Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!


Forofos

¡Que seamos todos uno
como el Padre y Tú sois uno!
¡Todos forofos de todos,
que nos queramos siempre más!

Por los que viven para mirarte
y nada más, fuerza de todos,
adelantando el Cielo:
Hermanas de Belén, Benedictinos,
Císter, Iesu Communio, Clarisas,
Concepcionistas, Carmelitas y
tantos más, y tantos más.

¡Que seamos todos uno
como el Padre y Tú sois uno!
¡Todos forofos de todos,
que nos queramos siempre más!

Por los que son tu primavera
pentecostal, llenos de vida,
movidos por el Espíritu:
Cursillos, Comunión y Liberación,
Renovación Carismática, Schoenstatt,
Opus Dei, Focolares, Hakuna,
el Camino, Effetá, y tantos más.

¡Que seamos todos uno
como el Padre y Tú sois uno!
¡Todos forofos de todos,
que nos queramos siempre más!

Por los que son consuelo tuyo en el
dolor, besando heridas,
en tu pobreza y marginación:
Hijas y Misioneras de la Caridad,
Mercedarios, Trinitarios,
Hospitalarios, Hermanitas y tantos
más, y tantos más.

¡Que seamos todos uno
como el Padre y Tú sois uno!
¡Todos forofos de todos,
que nos queramos siempre más!

Por los que te estudian y predican,
inconformistas, sin límites,
siempre mar adentro:
Maristas, Salesianos, Escolapios,
Agustinos, Franciscanos,
Legionarios, Jesuitas, Dominicos, y
tantos más, y tantos más.

¡Que seamos todos uno
como el Padre y Tú sois uno!
¡Todos forofos de todos,
que nos queramos siempre más!

Por los que sostienen tu familia día a
día, siervos de todos:
sacerdotes diocesanos, parroquias,
seminaristas,
misioneros, obispos junto a Pedro,
¡el Papa!

¡Que seamos todos uno
como el Padre y Tú sois uno!
¡Somos forofos de todos,
que nos queramos siempre más!

¡Que seamos todos uno
como el Padre y Tú sois uno!
¡Somos forofos de todos,
que nos queramos siempre más!