Abrazar como resucitado

🗓 29 de abril de 2025


Ven espíritu ven

Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)

Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.


Resucitados

Enséñame a abrazar
Mi cruz, Señor
A no escandalizarme
De todas mis heridas
Así me has hecho Tú
Así me amas, mi Dios

Enséñame a abrazar
Tu voluntad, Señor
Si no puedo apartar
El cáliz de mi realidad
Renuncio a mi plan
Acojo Tu verdad

Quiero ser, ser lavado
Ser curado, y quiero
Morir a mí mismo

Enséñame a abrazar
Mi condición, Señor
No puedo dar la talla
No soy suficiente
Quiero dejar de hacer
Para dejarme amar por Ti

Quiero ser, ser lavado
Ser curado, y quiero
Morir a mí mismo

Y quiero estar arrodillado
Quiero vaciarme
Y, en el fondo, siento
Que no soy valorado
Estoy herido
Soy rechazado
Soy pecado

Pero, soy amado
Soy aceptado
Soy rescatado
No soy esclavo

Quiero ser, ser lavado
Ser curado, y quiero
Morir a mí mismo
Y quiero estar arrodillado
Quiero vaciarme
Quiero vivir como
Resucitado, resucitado
Resucitado, resucitado

Quiero ser, ser lavado
Ser curado, y quiero
Morir a mí mismo

Y quiero estar arrodillado
Quiero vaciarme
Quiero vivir como
Resucitado


Pringados

He decidido que no te vas sin decirte
algo que está pasando de verdad.
Un loco anda suelto enamorado, se le
cae la baba, no te has fijado.

Le has cautivado con tu corazón, está
esperando a que lo abras ten el valor.
No tengas miedo a no escuchar, Él
habla en el silencio y grita “eternidad”

Ama la vida que se te ha dado,
el amor con fuego en el pecho
grabado.
Porque no solo clavaron sus manos
y pies, clavaron su mirada en tu
alma también. En tu alma también,
en tu alma también.


He decidido que no te vas sin
recordarte en un momento cuál es tu
verdad.

Joven pringado, vestido de abrazos,
mecido desde siempre entre sus
manos.

Debes aprendes qué es el dolor, esa
entrega de rodillas que esconde su
amor.

Joven pringado encendido y elegido,
en la revolución del amor de Cristo.

Ama la vida que se te ha dado, el
amor con fuego en el pecho
grabado.

Porque no solo clavaron sus manos
y pies, clavaron su mirada en tu
alma también. En tu alma también,
en tu alma también.


He decidido que no te vas sin que
admires un momento lo guapa que
está mamá.

Madre del Cielo, de Hakuna y de mi
vida, cuanta belleza y valentía unidas.

Virgen del Abrazo, ayúdame a seguir
a tu Hijo, como hiciste tú con Él.

Madre querida, abrázame ya, pues
quiero estar loco y dar la vida de
verdad.

Ama la vida que se te ha dado, el
amor con fuego en el pecho
grabado.

Porque no solo clavaron sus manos
y pies, clavaron su mirada en tu
alma también. En tu alma también,
en tu alma también.


Ama la vida que se te ha dado, el
amor con fuego en el pecho grabado…


Evangelio

Del santo Evangelio según S. Juan (20, 19-31)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».

Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».

Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».

Contestó Tomás:
«Señor mío y Dios mío!».

Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.


Voz en off

Y ahí estás, Jesús. Te apareces en medio del miedo, del encierro, de la incertidumbre. Sin tocar la puerta. Sin avisar. Solo llegas y dices: “La paz esté con ustedes”. Qué sencillo y qué poderoso.

Y es que muchas veces yo también vivo con las puertas del corazón cerradas. Por miedo. Por heridas. Por dudas. Por orgullo. Pero eso no te impide entrar. Tú no necesitas que yo te abra; Tú entras si quiero recibirte. Y lo primero que traes es paz. No juicio, no reproche. Solo paz.

Pienso en Tomás. Y, si soy honesta, muchas veces soy como él. Quiero ver, tocar, comprobar. Quiero pruebas antes de confiar. Pero Tú, con infinita paciencia, no lo regañas. Le permites tocarte. Te haces vulnerable, otra vez, por amor. Y lo haces también conmigo.

Gracias, Jesús, por seguir apareciéndote incluso cuando dudo. Por no alejarte cuando no creo. Por entender mi humanidad y amarla así.

Enséñame a decir como Tomás: “Señor mío y Dios mío”. A reconocer que eres Tú el que se presenta en medio de mi caos. A confiar aunque no vea. A creer aunque no entienda.

Porque, al final, la fe no se trata de ver con los ojos, sino con el corazón. Y hoy, quiero creer así: con un corazón que se rinde, que se fía, que dice “sí” aunque tiemble.

Gracias por recordarme que eres un Dios que entra en las habitaciones cerradas. Que se aparece en los lugares oscuros. Que ofrece paz cuando más se necesita. Que resucita no solo en la historia, sino cada vez que Tú tomas lo roto y lo haces nuevo.

Hoy te digo: entra en mi vida, aunque las puertas estén cerradas. Entra y quédate. Trae tu paz, tu luz, tu vida. Hazme creyente. Hazme nueva.


El Abrazo

Quiero poder cerrarte en un
paréntesis de brazos,
entrelazando los míos con los tuyos
Quiero crear contigo un círculo sin
afueras
incluir en el movimiento al mundo
entero


Y prestarte mi cuerpo para ese abrazo
eterno
Invítame a entrar en ese abrazo y
aprendiz en esta escuela


Dejando la indiferencia viviré de
rodillas y abrazado
Dejando las diferencias viviré de
rodillas y abrazando


Quiero apretarte en el vientre de tu
madre aún no nacido,
siendo hombre ensangrentado y
crucificado

Quiero abrazarte en la blanca Hostia y
en la vida que me has dado
En el sufriente y en quien tengo al
lado.


Siendo siempre Tú, prójimo y
necesitado.
Invítame a entrar en ese abrazo y
aprendiz en esta escuela


Dejando la indiferencia viviré de
rodillas y abrazado
Dejando las diferencias viviré de
rodillas y abrazando


Dejando la indiferencia viviré de
rodillas y abrazado
Dejando las diferencias viviré de
rodillas y abrazando


Bendito

Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante

Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!

Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!


Madre de Hakuna

Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.

Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios

Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.