Ven Espíritu ven,
y llénanos Señor
con tu preciosa unción. (x2)
Purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
con tu poder
purifícanos y lávanos
renuévanos, restáuranos Señor
te queremos conocer.
Ya, toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado.
Que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó herida,
en los brazos del amor
mi alma quedó rendida.
Y, cobrando nueva vida,
de tal manera he trocado.
Que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado.
Me hirió con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador.
Ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado.
Que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado. (x2)
Que mi Amado es para mí
y yo soy para mi Amado. (x2)
Si por un segundo vieras cómo te miro
Cuando duermes, cierras los ojos, yo ahí sigo
Se me cae la baba, imposible no mirar
No quiero dejar de hacerlo, no lo intentes imaginar
Si por un segundo vieras cómo te escucho
Cada ruido, cada palabra, y cuando no hablas mucho
Y hables o estés callado, solo me importa si estás
En mi amor cabe el silencio, cabe hablar y mucho más
Reviento de amor, estoy temblando de gozo
Te como con la mirada, estás aquí y no estás solo
Cada lágrima, cada risa, en mi memoria se han grabado
Cada detalle de tu cuerpo y de tu alma fueron pensados
No creo que aguante más contenerme aquí detrás
Quiero entrar, hacerte mío, curar tu herida si me la das
Si por un segundo vieras cómo te miro
No querrías ver nada más
Si por un segundo vieras cuánto te amo
Yo solo sé entregarme, aunque sea en vano
Y tiemblo al imaginar cuando llegues al cielo
Costará respirar en el abrazo que nos daremos
Si por un segundo vieras lo que hay por llegar
Lo que aguarda escondido, casualidades sin azar
Lo sueño tantas veces, en cada don, ¿qué puedo hacer?
Tú recibes mi regalo, al cielo miras, agradece
Reviento de amor, estoy temblando de gozo
Te como con la mirada, estás aquí y no estás solo
Cada lágrima, cada risa, en mi memoria se han grabado
Cada detalle de tu cuerpo y de tu alma fueron pensados
No creo que aguante más contenerme aquí detrás
Quiero entrar, hacerte mío, curar tu herida si me la das
Si por un segundo vieras como te miro
No querrías ver nada más
Reviento de amor y estoy temblando de gozo
Hay tanta locura en este amor que no controlo
Pierde tu vida, recibirás la eternidad
La alegría de ser esclavo, esclavo de mi libertad
Si por un segundo vieras cómo te miro
No querrías ver nada más
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida que midiereis se os medirá a vosotros».
Dadles vosotros de comer.
La base de tu milagro, Jesús, está en el compartir.
No creas los panes y los peces de la nada, sino que obras a partir de lo que algunos comparten.
Preguntas: ¿Cuántos panes hay?
Los discípulos rebuscan entre la multitud y encuentran siete panes y algunos peces.
¿Qué es eso para cinco mil? No es nada. Pero a Ti te basta.
Me pongo en el lugar de los dueños de esos panes. Los discípulos les piden que compartan lo que tienen para sí. Parece una propuesta sin sentido, Jesús. ¿Por qué privarles de lo que han traído de casa, sobre todo, cuando no es suficiente para saciar a todos? Humanamente es ilógico. Pero no lo es Ti.
Gracias a ese pequeño gesto de generosidad de entregar lo que tienen, Tú sacias a todos.
Me estás diciendo que puedes hacer mucho con lo poco que yo pueda poner a tu disposición. Y no te estás refiriendo solo a lo material, para nada, sino más bien a mi tiempo, a mis cualidades, a mis talentos…, aunque sean pequeños y dejen mucho que desear. Aunque no sean nada. Da igual. Con eso, Tú saciarás el hambre de muchas almas.
Cuánto me cuesta entender esto.
Entender que no son mis talentos o mi esfuerzo lo que sacia, sino tú a través de mi generosidad. A través de mi amor. Entender que no son mis palabras las que sanan a un amigo, sino que te basta el amor que pongo en ellas para actuar, aunque sean torpes. Entender que no es la perfecta ejecución de una canción lo que da paz a un corazón que la escucha, sino que te basta la generosidad con que la canto para actuar en muchos corazones, aunque salga regular. Y podría seguir poniendo ejemplos hasta el infinito…
Te encanta actuar así: haces grandes cosas a partir de pequeñas cosas que te entregamos gratuitamente.
¿Qué te traigo hoy, Jesús? ¿Qué te ofrezco para que puedas actuar?
¿Cómo voy a organizar mi verano para entregarte panes y peces con los que puedas actuar?
Por tu Iglesia, que te espera a oscuras,
por tu pueblo que te reza aguardando
la aurora.
Te rogamos, te rogamos.
Por las naciones paganas,
que tienen sed de ti sin saberlo.
Ten piedad, ten piedad.
Por los pueblos oprimidos por el
totalitarismo
y la opresión de la mentira.
Por aquellos perseguidos por tu
nombre, que se ocultan para orar
y aquellos extraídos de su hogar.
Por sus perseguidores,
cegados por el odio,
“Perdónales, Padre,
no saben lo que hacen.”
Por los que no nos aman,
por los que no sabemos amar.
Por los que sufren y agonizan
y hoy duermen en el hospital.
Por los que es su última noche
y cuyos ojos no verán el nuevo día.
Ten piedad, ten piedad.
Por todos los que sufren la tentación
del suicidio,
por los dispuestos a dejar ganar al
mal.
Por aquellos cuyas noches son
interminables,
y a los que la angustia
les ha quitado la paz.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.
Por aquellos que trabajan en la
prostitución
y se ven obligados a vender su amor.
Por los que caen en la trampa
del vicio y las drogas.
Por los que hoy duermen en prisión,
por los que hoy esperan su ejecución,
por aquellos a los que torturan,
Por criminales, por los ladrones,
por los que erran en soledad,
por los que sufren
la indiferencia de los demás.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Por la ciudad,
por todos sus habitantes,
que en sus sueños solo existas Tú.
Por nuestros difuntos que aún no han
visto tu Rostro,
por los alejados entre la multitud.
Por los niños que descansan en el
seno de su madre,
por las mujeres que van a dar a luz.
Para que reine tu paz en cada hogar,
por los que quieren
saciar tu sed de amar.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison.
Kyrie Eleison, Kyrie Eleison,
Kyrie Eleison.
Ten piedad (x10)
Ten piedad, Señor, ten piedad.
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.