En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los Doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
"Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!"
Señor conozco el fuego del que me hablas, es el fuego de tu AMOR. Un amor que arde pero que no se consume. Ese fuego que anhela mi corazón y el mundo entero.
Señor, tú hoy me pides ser esa llama, esa luz que ayuda a iluminar a este mundo. Un mundo que tanto amas y por el que tanto sufres al verse tan necesitado de tu amor.
Ayúdame Señor, a que esa llama crezca en mí y permanezca siempre viva en mi corazón y que contagie a otros para hacer arder al mundo entero.
Que esa llama llegue a mi hogar, a mi familia, a mi trabajo, a mi universidad…
Regálame la Gracia de perseverar en el camino, a no dejarme llevar por la oscuridad del mundo. Señor quiero prender y ser instrumento tuyo y que mi único anhelo sea cumplir tu Voluntad.
Que en cada momento del día que me regalas solo crezca en mí esa llama. Que logre amar al prójimo, con ese Amor del que Tú tanto hablas y que a veces se me olvida. Que me entregue a los demás como Tú te entregas en cada Eucaristía.
Te pido que arda tu Espíritu en mí, dejarme amar y así poder amar como tu.
Llévame contigo a todos lados,
que pueda dormir tranquilo bajo tu
preciso manto
Llévame contigo, no me sueltes de la mano,
Y que cuando sienta frío, note tu
cálido abrazo.
Llévame contigo, a donde quieras,
Y es que no hay mayor consuelo que
una madre que te quiera y que algún
día pudiera, al Cielo ir por tu escalera
Y entender que contigo Madre
querida, valió la pena
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir cion humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú el mejor regalo de mi Dios
Que no me canse nunca de mirarte
Y repetir con humilde devoción:
Te quiero con locura preciosa Madre
Tú Madre de Hakuna y mi corazón.