Padre pon tu Espíritu sobre mí,
aquí estoy, aquí me tienes.
Gracias por la vida,
Que la viva siendo todo yo
Que la viva siendo todo yo
Todo libre,
todo entregado,
todo Tú,
todo dado,
todo alegre,
todo amante,
todo amado,
todo arrodillado,
todo hijo,
todo hermano,
todo padre,
todo disfrutón,
todo mariano,
todos por todos,
que viva todo,
con toda el alma.
Hoy quiero, Señor, ponerlo todo en tu presencia,
darme hasta gastarme contigo y por Ti, hoy.
Hoy quiero, Señor, ponerlo todo ante tu puerta
Para en todo amarte y servir.
Enciéndeme y déjame arder donde haga falta,
enciéndeme y déjame ser tu luz,
y así poder llevarte hasta todas las almas,
saciar la sed que tienes Tú desde la cruz.
Hoy quisiera madre, poner todo en tu presencia,
darme hasta gastarme, decirle que sí,
hoy te pido madre, que dejes mi puerta abierta,
para en todo amarle y servir.
Enciéndeme y déjame arder donde haga falta,
enciéndeme y déjame ser tu luz,
y así poder llevarte hasta todas las almas,
saciar la sed que tienes Tú desde la cruz.
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«¿Entonces, qué debemos hacer?».
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros ¿qué debemos hacer?».
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.
Dadles vosotros de comer.
La base de tu milagro, Jesús, está en el compartir.
No creas los panes y los peces de la nada, sino que obras a partir de lo que algunos comparten.
Preguntas: ¿Cuántos panes hay?
Los discípulos rebuscan entre la multitud y encuentran siete panes y algunos peces.
¿Qué es eso para cinco mil? No es nada. Pero a Ti te basta.
Me pongo en el lugar de los dueños de esos panes. Los discípulos les piden que compartan lo que tienen para sí. Parece una propuesta sin sentido, Jesús. ¿Por qué privarles de lo que han traído de casa, sobre todo, cuando no es suficiente para saciar a todos? Humanamente es ilógico. Pero no lo es Ti.
Gracias a ese pequeño gesto de generosidad de entregar lo que tienen, Tú sacias a todos.
Me estás diciendo que puedes hacer mucho con lo poco que yo pueda poner a tu disposición. Y no te estás refiriendo solo a lo material, para nada, sino más bien a mi tiempo, a mis cualidades, a mis talentos…, aunque sean pequeños y dejen mucho que desear. Aunque no sean nada. Da igual. Con eso, Tú saciarás el hambre de muchas almas.
Cuánto me cuesta entender esto.
Entender que no son mis talentos o mi esfuerzo lo que sacia, sino tú a través de mi generosidad. A través de mi amor. Entender que no son mis palabras las que sanan a un amigo, sino que te basta el amor que pongo en ellas para actuar, aunque sean torpes. Entender que no es la perfecta ejecución de una canción lo que da paz a un corazón que la escucha, sino que te basta la generosidad con que la canto para actuar en muchos corazones, aunque salga regular. Y podría seguir poniendo ejemplos hasta el infinito…
Te encanta actuar así: haces grandes cosas a partir de pequeñas cosas que te entregamos gratuitamente.
¿Qué te traigo hoy, Jesús? ¿Qué te ofrezco para que puedas actuar?
¿Cómo voy a organizar mi verano para entregarte panes y peces con los que puedas actuar?
Creo, sencillamente
quiero disfrutar de
la serenidad del creer.
Desligar el creer del sentir,
creo, mi Dios, ¡y basta!
Te creo en tus Misterios
sin entenderlos
te creo en mí y en el Pan Blanco,
en el prójimo y en la Creación,
sin verte en ningún lado.
Creo, Señor, sencillamente
Porque creer es confiar
¡Cómo me gusta creerte
sintiendo dudas,
sintiendo dudas,
sintiendo dudas!
Digo que eres Amor
escucho que soy tu amado
no siento y qué más da,
¡te quiero y eso basta!
Amo, Señor, sencillamente
porque amar es entregarse
¡Cómo me gusta amarte
estando frío,
estando frío,
estando frío!
Espero en tu Palabra,
vivo en tu Promesa,
¡gozo en Ti lo que aún me falta!
Espero, Señor, sencillamente
porque esperar es descansar
¡Cómo me gusta esperarte
sintiendo miedo,
sintiendo miedo,
sintiendo miedo!
Creo, amo, espero
cómo me gusta seguirte
sintiendo dudas
estando frío
sintiendo miedo
cómo me gusta
cómo me gusta
¡Creerte, amarte y esperarte!
Sigo sencillamente.
Arde, con fuerza en este frío,
con todo el alma en vilo
buscando una razón.
Tiemblan, los Muros de esta celda,
que no pueden ni intentan
Contener su corazón.
Brazos, cerrándose en abrazos,
de un padre que dio tanto
de un hijo que murió.
Lloran, reyes y tronos lloran,
ante un hombre en la sombra,
rezándole a sus Dios.
La mira, y al verla el mundo gira.
Y en un solo segundo,
al cielo estremeció.
Besa, donde ella pisa él besa.
Secándose las lágrimas
al pedirle perdón.
Alza, un paso al firme al alba.
Ejércitos se apartan
ante su convicción.
Siente, el peso que le viene.
Pero nada detiene
su sencilla decisión.
Duerme, tranquilo el niño duerme
sufre porque no puede
darle algo mejor.
Calla, y en el silencio grita.
Se le traspasa el alma.
Sufre su condición.
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero duerme en brazos a su Dios.
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero mira a los ojos a Dios.
Sonríe, tranquilo al fin sonríe.
Y en un último aliento
hizo llorar a Dios.
(CHICOS)
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero duerme en brazos a su Dios.
Un te quiero mudo en un silencio acogedor.
Un humilde carpintero mira a los ojos a Dios.
Bendito sea Dios, su santo nombre
Bendito Jesucristo, Dios de carne
Bendita creación que enmoró a su Creador
Bendito deseado y deseante
Bendito sea Dios su ardiente corazón
Su preciosa sangre, su presencia
apasionada en el altar
Bendito el Espíritu libre y amante
Bendita la Madre de Dios, José, los
ángeles, los santos
Bendito Cristo entre nosotros:
¡¡su familia!!
Uuuuuuuuuuuuu
Que da la vida
¡¡Bendito sea Dios que da la Vida!!
La Virgen sueña caminos, está a la espera
La Virgen sabe que el niño, está muy cerca
De Nazaret a Belén hay una senda
Por ella van los que creen, en las promesas
Los que soñáis y esperáis, la buena nueva
Abrid las puertas al Niño, que está muy cerca
El Señor, cerca está; él viene con la paz
El Señor cerca está; él trae la verdad
En estos días del año, el pueblo espera
Que venga pronto el Mesías, a nuestra tierra
En la ciudad de Belén, llama a las puertas
Pregunta en las posadas, y no hay respuesta
Los que soñáis y esperáis, la buena nueva
Abrid las puertas al Niño, que está muy cerca
El Señor, cerca está; él viene con la paz
El Señor cerca está; él trae la verdad
La tarde ya lo sospecha: está alerta
El sol le dice a la luna, que no se duerma
A la ciudad de Belén, vendrá una estrella
Vendrá con todo el que quiera, cruzar fronteras
Los que soñáis y esperáis, la buena nueva
Abrid las puertas al Niño, que está muy cerca
El Señor, cerca está; él viene con la paz
El Señor cerca está; él trae la verdad